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Ella, hasta hoy, una triste e indigna figura decorativa en Palacio Nacional, que dice manda, gobierna, decide, nombra, pero que en realidad, en la realidad que vivimos y sufrimos todos -no en su mundo de mentiras-, a ella le ponen a casi todo el gabinete y le nombran en el servicio exterior a a personas repudiadas hasta por ella misma; sujetos que deberían estar en la cárcel como Rutilio Escandón, ex gobernador de Chiapas en Miami, Florida, o Hugo López Gatel, a quien por órdenes expresas del que vive en “La Chingada”, será quien nos represente en la Organización Mundial de la Salud, cuando desde allá lo reprobaron por ser culpable de la muerte de 780 mil mexicanos.
Salvo en el combate a los narcos y a la delincuencia organizada, donde sí han dado golpes fuertes a los amigos del ex presidente, todo lo demás -¿camina?- de acuerdo a lo que ordena el destructor de la nación, de la República entera y de sus instituciones.
Sheinbaum Pardo, ya siendo presidenta electa, quiso suavizar el tema de la reforma al Poder Judicial diciendo que lo revisaría, pero de inmediato le enmendaron la plana y la obligó a aceptarla tal cual la había pedido el tabasqueño.
Después, ya en funciones, quiso quitar a Rosario Piedra de la CNDH y la bateó el mismo perverso ex presidente; los senadores de Morena y sus dóciles aliados y compañeros del Verde y del PT, comandados por Adán Augusto López Hernández y los diputados encabezados por Ricardo Monreal, se burlaron de ella y también le dieron palo a algunas de sus tímidas propuestas.
La que le cuida la oficina presidencial al “terrible López”, deseaba que le quitaran el fuero al corrupto de Cuauhtémoc Blanco, pero una llamada desde Palenque ordenó lo contrario.
Hoy Sheinbaum Pardo no sabe cómo defender a Alfonso Romo de los claros vínculos con el lavado de dinero, con lo que la imagen de López Obrador se sigue deteriorando por el lazo profundo que los une, y desesperada, desencajada, sigue exigiendo al gobierno de Estados Unidos que le dé información -que jamás recibirá- para que se acredite lo anterior y pueda según ella actuar.
Queda claro que Sheinbaum Pardo no está a la altura del cargo que sólo cuida y ostenta, no ejerce, porque la tienen atada de manos y el bozal que nos quieren poner a los periodistas lo tiene ella colocado cuando no puede o no se atreve a aceptar, a decir, a reconocer, que el anterior fue un sexenio de mentiras, robo, saqueo, corrupción y fracaso total porque ella formó parte del mismo.
El mitómano de López Obrador decía que no había laboratorios de fentanilo, y han destruido varios; que se había acabado con el huachicol, y hasta refinería clandestina tenían -dicen diversas voces que, vinculada a sus hijos, a Cuitláhuac García y a Rocío Nahle- pero no hay detenidos de peso por ello; afirmaba el tabasqueño que el Tren Maya era ya todo un éxito y solo registra pérdidas y daño ecológico, lo mismo con el AIFA, Mexicana y Dos Bocas.
Esa es la herencia del mayor embustero y estafador que haya ocupado la presidencia de la República, la que carga sobre sus frágiles hombros la señora Sheinbaum, adicional al fracaso de la mega farmacia, a la falta de medicamentos y al engaño colosal de que teníamos servicios de salud mejores que los de Dinamarca.
Pobre México que está en manos de una dupla que sólo sabe destruir, confrontar, mentir, hurtar y dividir.
Apuntes Finales…
Es cierto que el PRI es como un camión de basura que por donde pasa desprende olores hediondos, nauseabundos, pero de ese camión de basura, los de Morena han sacado a personajes como los Murat, los Yunes (que luego se fueron al PAN), a Omar Fayad, a Claudia Pavlovich, a Alejandra del Moral, a Erubiel Ávila, a Jorge Carlos Ramírez Marín, Quirino Ordaz y varios más, sin considerar que prácticamente todos los que están en cargos federales, estatales y Poder Legislativo, nacieron, crecieron y vivieron del y gracias al PRI…
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Fuente: Índice Político.
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