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López-Gatell Apestado
Noticia publicada a
las 01:31 am 03/07/25
Por: Manuel López San Martín.
Él vive desacreditado por sus propias mentiras, ligerezas y errores que costaron cientos de miles de vidas. Es el mexicano que más muertes ha provocado en al menos un siglo
A Hugo López-Gatell nadie lo quiere cerca, comenzando por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien continuamente chocó con el irresponsable funcionario que gestionó la pandemia. Está apestado.
López-Gatell quiso ser jefe de gobierno, senador, diputado… pero no le dieron nada. Quería ser parte del gabinete, y mejor lo enviaron lejos: hasta Ginebra, Suiza, de aviador como representante de México ante la Organización Mundial de la Salud. Allá podrá seguir hablando, pero su voz no tendrá ni eco ni impacto. Que a lo lejos repita sus dogmas y prejuicios. Aquí nadie lo escuchará, porque está en el basurero de la historia. Ese lugar lo ganó a pulso.
El periodismo sirve para mantener viva la memoria. No olvidar es clave. Recordar quién es, coloca al personaje en el lugar que merece ocupar. Él vive desacreditado por sus propias mentiras, ligerezas y errores que costaron cientos de miles de vidas. Es el mexicano que más muertes ha provocado en al menos un siglo.
Durante la pandemia acumuló un récord de mentiras y contradicciones difícil de igualar.
A partir del 28 de febrero de 2020, cuando se confirmó el primer caso de COVID-19 en México, no dejó de mentir.
El 29 de febrero de ese año, aseguró que el nuevo coronavirus era “indistinguible de un catarro”. Dos días después, el 2 de marzo, comenzó su batalla contra el cubrebocas: “los cubrebocas no sirven”. Al otro día, desinformó sobre la reconversión hospitalaria: “no hay necesidad de hospitales especiales”. Otra vez la realidad se impuso: en pocos meses, había decenas de hospitales dedicados a atender a pacientes con COVID.
El 24 de marzo, recomendó, ante los primeros síntomas, no ir a hospitales para “no saturarlos”. Meses después supimos que 70% de quienes fueron a recibir atención médica, llegaron 12 días tarde en promedio, lo que aumentó su riesgo de morir.
El 20 de abril de 2020 decretó el inicio del aplanamiento de la curva. Cuatro días antes, el 16, se aventuró a pronosticar que para el 25 de junio la epidemia habría “concluido en el Valle de México”. Nada de eso sucedió.
El 1 de mayo de ese mismo año aseguró que el “pico” de la pandemia llegaría el 6 de ese mes “y después comenzará a descender”. Luego, el 11 de junio, estimó que el “pico” sería la semana del 15 de junio. Tampoco atinó.
El 4 de junio revisó sus pronósticos de muertes. Dijo que “el mínimo eran 6 mil, otro escenario era 8 mil, otro 12 mil 500, y teníamos así hasta 30 mil, e incluso un escenario muy catastrófico que podía llegar a 60 mil”. México superó las 800 mil muertes: 13 veces más que el escenario “catastrófico” mal pronosticado. Así de errático su rigor técnico.
La lista de mentiras es muy larga. Nada de lo que dijo ocurrió cuando lo dijo.
No solo no ayudó; estorbó. Él fue el principal obstáculo para comprar con celeridad vacunas y se opuso a que se realizaran más pruebas de detección.
Sus errores fueron incontables. Equivocó en cuanto dijo y mintió sin pudor.
Él ya dejó el país. Pero el daño que causó, permanece.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN