Claudia Guerrero Martínez
"ENTRE LO
UTÓPICO Y LO VERDADERO"
Gilberto Nieto Aguilar
"LIBERTAD
Y EDUCACIÓN"
Martín Quitano Martínez
"ENTRE
COLUMNAS"
Evaristo Morales Huertas
"VERACRUZ
EN LA MIRA"
Luis Hernández Montalvo
"MAESTRO
Y ARTICULISTA"
César Musalem Jop
"DESDE
LAS GALIAS"
Ángeles Trigos
"AIDÓS
Q DíKE"
La mujer es lo más bello de la vida, cuidemos de ellas...
El saldo negativo de los órganos autónomos
Noticia publicada a
las 12:48 am 05/12/24
Por: Martí Batres.
El problema surgió después, cuando los neoliberales trasladaron la figura de la autonomía a una multiplicidad de órganos con el objetivo de quitarle al gobierno de la República la capacidad de conducir la política económica y social
Hubo momentos en los que la figura de la autonomía constituyó un avance en el desarrollo de ciertas instituciones.
Así sucedió con la autonomía universitaria, estatuto que permitió proteger la libertad de cátedra y el campus universitario.
Más tarde, se crearía la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), como institución autónoma, para vigilar el respeto a los derechos fundamentales de la dignidad humana por parte del Estado, después de su larga historia de acciones represivas.
Poco después, se resolvió darle autonomía al Instituto Federal Electoral (IFE) a fin de evitar que el gobierno fuera juez y parte en una elección, después de una larga historia de fraudes electorales, lo cual, como vimos en 2006, no fue suficiente para evitarlos.
Finalmente, emergió el reclamo de autonomía de los pueblos indígenas, como forma de defensa de su cultura y sistemas normativos propios.
El problema surgió después, cuando los neoliberales trasladaron la figura de la autonomía a una multiplicidad de órganos con el objetivo de quitarle al gobierno de la República la capacidad de conducir la política económica y social, conformando, además, verdaderas islas de privilegio, ofrecidas a las élites como cuotas de operación, totalmente fuera del control del pueblo mexicano.
Así se crearon la Comisión Federal de Competencia (Cofece), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Estos organismos le quitaron al gobierno de la República facultades para la conducción de áreas como el petróleo, la electricidad y las telecomunicaciones y para equilibrar la competencia de las grandes empresas.
También se instituyeron órganos autónomos para inducir o realizar políticas laborales, sociales y educativas, como el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), para medir la pobreza y evaluar políticas sociales, y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU), para la evaluación punitiva de los docentes (aunque después estas funciones se modificaron).
En ese mismo orden, se creó el Instituto Nacional de Transparencia (INAI), como institución garante del ejercicio del derecho a la información pública, que fue recibido con grandes expectativas, pero que terminó jugando un rol parcial en la lucha política. Muchos descubrimientos importantes de corrupción y otros vicios del poder no pasaron por esta institución, que se quedó corta frente a los retos que tenía enfrente.
Los integrantes de estos órganos, asimismo, aprovecharon su autonomía para otorgarse remuneraciones muy elevadas, generando con ello dos indeseables fenómenos: grupos que se convirtieron en castas dispuestas a defender sus privilegios y derroche de considerables recursos. Refractarios a su propia reforma, estos órganos tuvieron que ser reabsorbidos por la administración pública para que ésta recuperara sus funciones.
POR MARTÍ BATRES GUADARRAMA
DIRECTOR DEL ISSSTE