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La Medicina Traslacional Mexicana en el Valle de la Muerte: Una Reflexión Urgente
Noticia publicada a
las 02:08 am 29/11/24
Por: Alejandro Cabrera Fuentes.
México enfrenta un problema crítico en su sistema científico: mientras su investigación básica es reconocida internacionalmente, la falta de conexión con su aplicación práctica en salud pública lo mantiene atrapado en el llamado «valle de la muerte».
En un artículo publicado recientemente en la revista Trends in Molecular Medicine,
una revista de alto impacto a nivel mundial, los autores, Cota-Romero y Aquino-Jarquín retoman este término, al referirse a la desconexión que existe en México entre la investigación en los laboratorios y su traducción en beneficios concretos para los pacientes, esto último conocido como medicina traslacional. Además, exploran algunas brechas y obstáculos que limitan el impacto del conocimiento en la vida de los mexicanos.
El artículo señala que, en México, los investigadores principalmente se centran en la publicación de sus resultados en artículos científicos y en la escritura de proyectos de investigación que concursen por financiamiento para su desarrollo, lo que desvía la atención para generar propuestas con aplicaciones inmediatas en salud pública. Al mismo tiempo, los médicos clínicos, saturados por la atención directa a pacientes, no tienen los recursos ni el tiempo para colaborar con los científicos en proyectos de investigación traslacional.
El impacto de este problema es evidente: México tiene la capacidad intelectual y tecnológica para generar innovaciones, pero carece de políticas públicas y financiamiento suficiente para traducirlas en medicamentos, dispositivos o programas efectivos de prevención.
El desafío del financiamiento y la regulación
De acuerdo con Cota-Romero y Aquino-Jarquín, el presupuesto asignado a ciencia y tecnología en México representa apenas el 0.4% del PIB, una cifra que limita severamente la capacidad del país para desarrollar proyectos ambiciosos y sostenibles. Además, los procesos regulatorios, liderados por instituciones como la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) y el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), necesitan ser más ágiles y adaptarse a las necesidades de la investigación clínica.
Por otra parte, los autores también refieren que la falta de infraestructura, como hospitales universitarios dedicados a proyectos traslacionales, y la ausencia de programas educativos en medicina traslacional agravan esta situación. Mientras tanto, enfermedades como la diabetes, las cardiovasculares y las hepáticas continúan siendo responsables de más de un tercio de las muertes en el país, muchas de ellas prevenibles.
Es imperante actuar
La reciente creación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SCHTI), antes Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCyT), no es solo una oportunidad, sino un deber y un desafío para transformar el panorama científico en México. Esta nueva institución debe asumir un rol estratégico que responda a las necesidades más urgentes del país. Entre sus principales retos se encuentran: Priorizar la investigación traslacional, redirigiendo recursos a proyectos que impacten directamente en la salud pública; formar talento interdisciplinario en áreas como biotecnología e inteligencia artificial, modernizar los marcos regulatorios para facilitar la innovación científica y tecnológica y descentralizar la Ciencia.
El potencial de la Ciencia Mexicana
El «valle de la muerte» no es exclusivo de México, pero su impacto aquí es muy marcado debido a la falta de inversión y coordinación. La SCHTI debería tener como objetivo prioritario cerrar esta brecha y convertir a la ciencia mexicana en un motor de desarrollo social y económico. Como señalan Cota-Romero y Aquino-Jarquín, «lo que hacemos hoy en la ciencia definirá lo que podemos lograr mañana en la salud». Superar el «valle de la muerte» no solo es un desafío técnico; es un compromiso moral con la sociedad mexicana.
Es momento de que México reconozca la ciencia como una herramienta para cambiar vidas, y no solo como un objetivo académico. Si logramos construir puentes entre el conocimiento y la acción, podremos cerrar las brechas que tanto han limitado nuestro progreso. La urgencia es innegable, y el tiempo para actuar es ahora.
Por Héctor Alejandro Cabrera Fuentes
Profesor Investigador, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
Visiting Research Professor, R&D Group, Vice Presidency for Scientific Research and Innovation, Imam Abdulrahman bin Faisal University, Arabia Saudita.
X @alexcafu