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Riesgos
Noticia publicada a
las 12:51 am 29/10/24
Por: León Bendesky.
La dimensión geopolítica está en el centro del escenario mundial. Comprende los crecientes antagonismos políticos entre países y regiones que provocan cada vez mayores fricciones y han desatado la guerra en varias partes del mundo. Se advierte en las mayores tensiones económicas, comerciales y financieras a escala global,
que en muchos casos generan una mayor polarización política interna. Tiene que ver con los cambios demográficos y las migraciones. Se expresa en los fenómenos asociados con el cambio climático. Es inherente a los rápidos cambios tecnológicos que abarcan muy diversas áreas. Se manifiesta en los conflictos sociales y en una mayor sensación de inseguridad individual y colectiva. Una expresión ilustrativa de la situación geopolítica que prevalece hoy en el entorno mundial es la rivalidad entre Estados Unidos y China, que deriva por distintas vertientes como son las ambiciones de Rusia o el reacomodo de India.
Así que los análisis y los pronósticos sobre los riesgos geopolíticos son ahora un mercado en auge. Proliferan. Muchos de ellos destinados a las grandes empresas nacionales y globales. También es un rasgo explícito de los estudios que producen los organismos internacionales. Para muchos países la dimensión geopolítica es crucial. Entre ellos está México, por su posición geográfica, su participación en la integración económica de Norteamérica, por el intenso flujo migratorio, el papel de las remesas y el complejo entorno asociado con el narcotráfico.
El término geopolítica fue propuesto originalmente a principios del siglo XX por Johan Rudolf Kjellen, geógrafo y político sueco. Concebía al Estado como un ámbito diverso en cuanto a la demografía, la política, la economía y definido, además, por un territorio. Por lo tanto, como una entidad que debía estudiarse mediante la geopolítica. Era cercano al pensamiento de Frederich Ratzel, geógrafo alemán que introdujo la noción de que el Estado está en una pugna constante por su supervivencia, cuestión a la que ubicó en términos del muy controvertido concepto del “espacio vital”.
El entorno geopolítico mundial se considera hoy como el más incierto en muchas décadas. El sistema internacional creado luego del fin del periodo conocido como la guerra fría a finales de 1980 se fraguó con base en el marco institucional de Occidente: la ideología neoliberal expuesta en el Consenso de Washington. Estaba vinculado mediante los regímenes económicos, financieros, comerciales y de seguridad. Este marco, muy cuestionado, se está sacudiendo y con él las pautas de las relaciones y la cooperación internacional, dando lugar a un ambiente caracterizado por crecientes fricciones en el campo de la competencia no sólo económica, sino política, militar y tecnológica.
Los estados plantean sus posiciones de modo individual y con diversas formas de agrupación; un entorno en el que la geopolítica es una dimensión explícita e insalvable. La reciente reunión del grupo BRICS+ en Kazán es una expresión de este fenómeno.
Hace un par de años el historiador Adam Tooze trató la cuestión acerca de si la invasión rusa de Ucrania marcaba un rompimiento en el desarrollo de la economía mundial, un punto de inflexión en las pautas de la globalización. Algunos rasgos de esto se mostraron en la relación de Rusia con la Unión Europea y sus repercusiones políticas, militares y económicas, por ejemplo, en materia energética y de alimentos, que se extendieron por la economía mundial.
Esto se desprendía de la naturaleza de los conflictos y las condiciones de incertidumbre que llevarían a cortes en los flujos de inversión y a un retraimiento de la interdependencia internacional. El asunto se acomoda también con los esfuerzos de Putin para replantear las alianzas políticas y militares, así como los vínculos económicos, en especial los comerciales, como ocurrió precisamente en Kazán y que conllevan la aspiración de forjar un nuevo orden multipolar.
El Fondo Monetario Internacional advierte sobre un escenario financiero mundial dividido entre las previsiones de estabilidad en el corto y mediano plazos. En el corto plazo la situación parece mejor, debido a las tendencias que sigue el control de la inflación y la reducción de las tasas de interés. En un plazo mayor se prevé que pueda haber una desconexión entre la creciente incertidumbre, asociada principalmente con el nuevo entorno de los riesgos geopolíticos y su impacto en la volatilidad de los mercados. Una medida estándar de dicha volatilidad ha tendido a estar por debajo de las medidas de riesgo geopolítico, lo que indicaría que no expresan de modo suficiente el impacto que pueden tener las disputas comerciales, como son la aplicación de tarifas u otras medidas restrictivas, o bien, de plano, las situaciones de guerra.
Los procesos asociados con la dimensión geopolítica están provocando reacomodos en las alianzas internacionales, redefiniendo las estrategias, los campos de negociación y de conflicto y poniendo de relieve los riesgos a escala nacional, regional y global.