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La salud mental sí importa
Noticia publicada a
las 01:22 am 24/07/24
Por: Luis Pereda.
Finalmente, no deja de llamarme la atención cómo la salud mental de una persona lo inhibe para ser candidato de un partido político, pero no lo inhibe para ser presidente de un país.
El mundo se quedó boquiabierto por la declinación del Presidente Joseph R. Biden, Jr. (o simplemente Joe Biden) a la candidatura demócrata para las elecciones del próximo 5 de noviembre.
La última vez que había ocurrido algo medianamente comparable fue en 1968, cuando otro demócrata, Lyndon B. Johnson, renunció a buscar ser reelecto por su partido. En esa elección el resultado fue un republicano en la Casa Blanca, Richard Nixon.
En su carta de despedida, pulcramente redactada, el presidente Joe Biden no dice las razones de su declinación, pero parece que el motivo es obvio, su salud mental. Después de su desastroso desempeño en el debate presidencial de junio de este año, el presidente y, hasta el domingo pasado, aspirante a la reelección, protagonizó una docena de bochornosas (y preocupantes) escenas públicas que dejaron ver, no solo a su nación sino al mundo, que tenía dificultades para realizar tareas simples, como presentar ante una audiencia al presidente de Ucrania.
La primera señal de alerta se dio un día después del debate presidencial, cuando el New York Times le pidió que abandonara la carrera presidencial. A la petición del diario se sumarían paulatinamente las de Lloyd Doggett, Abigail Disney, Reed Hastings, George Clooney, Peter Welch y, eventualmente, varios líderes demócratas.
¿Qué pasará ahora? Hay un océano de especulaciones, pero los hechos son: 1. Falta menos de un mes para la Convención Nacional Demócrata, lo que para la nueva persona que busque ser nominada significa muy poco tiempo para recaudar fondos (no, Kamala Harris no pasa en “automático”). 2. Las elecciones son en noviembre y del lado de los demócratas no hay muchos perfiles disponibles y conocidos para la fórmula presidente-vicepresidente. 3. Desde el atentado en Pennsylvania, Donald Trump, quien ya tiene pareja para contender por la vicepresidencia, ha tenido una oleada de publicidad épica.
¿Qué tiene que ver todo esto con México? Mucho. Comercio, combate al narcotráfico y migración son tres temas que marcan la relación México – Estados Unidos, y estarán en la agenda de las campañas electorales en aquel país. Aquí tres botones de muestra de su dimensión.
Comercio. De acuerdo con datos del IMCO, de las 18 iniciativas de reforma constitucional presentadas al Congreso por el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 5 de febrero, cinco podrían representar violaciones a lo acordado en el T-MEC, el cual será revisado por los tres países firmantes en julio de 2026.
Combate al narcotráfico. Un estudio del Wilson Center afirma que desde su irrupción en el mercado en 2013, el fentanilo se ha convertido en la categoría de opioides más letal en Estados Unidos. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estima que en Estados Unidos más de 47,000 personas murieron por sobredosis de opioides en 2017. En diciembre de 2021, el presidente Joe Biden declaró una emergencia nacional para hacer frente al tráfico internacional de drogas, incluido el aumento del fentanilo y los opioides sintéticos. Para Estados Unidos, México es una “fuente dominante” del suministro de fentanilo.
Migración. Según datos de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), casi 10 millones de migrantes intentaron ingresar a Estados Unidos entre octubre de 2019 y enero de 2024 y de acuerdo con un estudio publicado este año por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), México sigue siendo, por mucho, el mayor país de origen de la población inmigrante no autorizada.
Las campañas electorales norteamericanas no serán un día de campo. Varios de los intereses estratégicos de México estarán en mayor o menor riesgo a partir de cómo se desenvuelvan los futuros eventos político-electorales. Ojalá el nuevo gobierno de México haga bien su tarea al monitorear y dar respuesta a estos acontecimientos.
Finalmente, no deja de llamarme la atención cómo la salud mental de una persona lo inhibe para ser candidato de un partido político, pero no lo inhibe para ser presidente de un país. ¿Se imaginan un presidente con una salud mental disminuida? Pobre nación que padezca un presidente así.
POR LUIS PEREDA
Miembro del Consejo Directivo de la BMA
@LUIS_E_PEREDA