vigilar y controlar el mosquito transmisor del dengue, así como para la detección temprana de los afectados, es la causa del crecimiento explosivo que ha tenido la enfermedad en el país. Y se suma al predominio de un serotipo del virus que no circulaba desde hace más de 20 años. Por eso, en varias entidades el dengue se ha salido de control, afirmó Fabián Correa Morales, subdirector del programa de Enfermedades Transmitidas por Vector del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece).
La cifra de casos de dengue confirmados creció 4.5 veces en el primer semestre del año, al acumular 22 mil 211 contra 4 mil 892 reportados en igual periodo de 2023. Los fallecimientos pasaron de 13 a 49.
Situación similar se vive en América, donde destaca Brasil con más de 9 millones de afectados y 4 mil 500 defunciones este año. En México la situación no es diferente, salvo porque, aunque con las limitaciones mencionadas, se cuenta con infraestructura en el nivel federal que ha permitido encarar los brotes más grandes –Guerrero, Quintana Roo y Yucatán, entre otros–, señaló.
En entrevista con La Jornada, advirtió sobre la necesidad de que las autoridades federales y estatales asuman la responsabilidad de aplicar el programa de prevención y control del dengue, de manera permanente.
Subrayó: No es una estrategia sólo para la temporada de lluvias porque el mosquito Aedes aegypti, transmisor de la infección, busca agua limpia estancada para instalar su criadero. Es un fenómeno que, por factores ambientales y de movilidad humana, se presenta en casi todo el país, incluso en la Ciudad de México, donde desde 2015 se detectó la presencia del vector, afirmó.
Es cuestión de tiempo para que en la capital del país se presente un brote una vez que el mosquito se adapte a esta zona, advirtió.
Durante años, señaló, los estados se acostumbraron a que la Federación les mandaba el dinero y equipos para controlar los brotes, pero por la descentralización de los servicios es su responsabilidad.
Sobre las características del virus del dengue, Correa explicó que hasta 2020, la mayor circulación había sido de los serotipos 1 y 2, ante los cuales hay mayor capacidad de defensa en la población general. Pero el serotipo 3 empezó a relevarlos y hoy representa 85 por ciento de los casos de la infección en México, con mayor afectación a las personas de cero a 24 años que no habían tenido contacto con esta cepa.
Este es el componente natural del fenómeno que, al llegar al país, se topó con sistemas estatales de salud sin previsiones para la detección temprana de criaderos, ni para cuidar a los enfermos en el primer nivel de atención, para prevenir complicaciones y muertes, sostuvo.
A escala federal se desarrolló un programa que incluye una alerta temprana, que se elabora con datos de los últimos 10 años sobre el comportamiento del mal. Cada semana se tienen informes de casos probables y pacientes hospitalizados.
Con una media móvil, se indentifican los sitios con riesgo de aumento del dengue, y en campo la Ssa realiza la vigilancia entomológica con ovitrampas para detectar el mosquito en forma temprana en una o varias manzanas.
Ello es suficiente para limpieza y fumigación, antes de un brote de infección que, muy rápido, se puede extender a varias colonias.
Aseguró que en pocas entidades funciona la estrategia, entre ellas, Quintana Roo, Jalisco, Nuevo León, Guanajuato y Michoacán.
De la primera, el funcionario comentó que en 2023 hubo un brote y la Federación acudió para apoyar las labores de control, lo que implicó un trabajo de semanas; después, la gobernadora Mara Lezama asumió la responsabilidad e invirtió 170 millones de pesos ese año y 240 millones de pesos más en 2024.
En cambio, en Guerrero también hubo un brote importante en enero y el equipo del Cenaprece acudió con vehículos, maquinaria e insecticidas. En ocho semanas se entregó el operativo a la autoridad estatal.
Pero no siguió las recomendaciones y ahora el dengue está fuera de control: en lugar de 5 a 6 millones de pesos que se invierten para las medidas focalizadas, se necesitan tres a cuatro veces más” para controlar los brotes que, además, se expanden a gran velocidad, dijo.
Fuente: La Jornada.
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