Noticia publicada a las 02:34 am 18/07/24

Por: Adrián Ruíz.

Falta transparencia. Las primeras revisiones de la entrega-recepción de las diferentes secretarías de Estado, arrojaron diversas anomalías. Fuentes confiables de La Entrega, aseguran que la transparencia brilla por su ausencia.
A pesar que oficialmente la entrega-recepción, empezará en septiembre. Ya se dieron los primeros scauteos. Y no presagian nada bueno.

En realidad todas y cada una de las secretarías están infestadas de podredumbre. Tampoco se salvan organismos autónomos como la Fiscalía General, el Tribunal Superior de Justicia y el Congreso del Estado.
El responsable directo fue: el muerto. Su administración de 3 años, se manejó bajo el esquema de: “si robar, si mentir, si traicionar”. Contrario a la doctrina de la 4t.
El muerto colocó a gente de su misma estirpe. Funcionarios que se sometieron a sus órdenes incondicionalmente. Dispusieron del poder y recursos sin limitación.
Les dio carta abierta para hacer y deshacer. Siempre con la consigna de “convidarle” de los negocios. Cuando se percataba que se lo llevaban al “baile” les cortaba la cabeza y hasta los encarcelaba.
En contraste quienes “cooperaron” sin protestar, fueron arropados al grado de permitirles todas las entradas monetarias posibles e imposibles. La Secretaría de Finanzas -clave de todo gobierno-, está hecha uno de los cochineros más grandes de Puebla.
La ex titular María Teresa Castro Corro, fue una cómplice incondicional del muerto. El desfalco al erario estatal de 600 millones de pesos, por una inversión fraudulenta. No es nada con lo que en realidad concretaron.
La renuncia como secretaria de Finanzas es el máximo castigo que le impusieron. Le facilitaron el camino para disfrutar de la parte del botín que le tocó.
En ese tenor funcionaron todas las secretarías de estado. Mientras Guillermo Aréchiga Santamaría, se “reportaba” puntualmente con el muerto. Ningún problema existió para dejarlo al Frente de la Secretaría de Movilidad y Transporte. Apenas empezó a llenar sus arcas nada más. Lo destituyó y lo encarceló.
Algo parecido ocurrió con Melitón Lozano en la Secretaría de Educación Pública. Las maletas de efectivo que entregaba vía Julio Huerta -en sus oficinas como director de gobierno, frente a Casa Aguayo en el portalillo-, lo colocaron en un lugar especial para el muerto.
Estuvo en los cuernos de la luna. El mismo muerto lo “candidateo” para el abanderamiento al gobierno de Puebla. Melitón se la creyó y con recursos extraídos de la SEP, inició una campaña sin ninguna posibilidad.
Como los recursos dejaron de llegarle al muerto. Le dio la espalda a quien “encumbro” y lo persiguió para meterlo a prisión. El tiempo se le agotó al morir.
Otro de los beneficiados por los millones que redituó la Secretaría de Salud, se llama José Antonio Martínez. La última auditoría que hizo el gobierno federal, arrojó un faltante de 4 mil millones de pesos.
Recursos que de acuerdo con José Antonio Martínez, se justifican con los gastos que generó la atención a la población por la pandemia. Lo que no justifica es la apertura de sus dos clínicas lujosas en la zona de Angelópolis.
¡Cochineros heredados!

Fuente: Reporte del Informante.

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