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La improvisación de siempre…
Noticia publicada a
las 03:00 am 03/07/24
Por: Ricardo Adolfo Guevara.
Desde tiempo inmemorial, cada presidente, diputado local o diputado federal, incluyendo a los regidores en Tehuacán, fueron nombrados al calor del capricho del Gobernador Rafael Ávila Camacho, la familia Romero, Amador Hernández o de plano de algún diputado federal con buena cercanía con el poder presidencial en México.
A partir del 2018, las cosas cambiaron, hubo un complot que sacó de la jugada a la candidata triunfadora del PAN, que ganó en las urnas y en acto segundo en el tribunal Electoral. Claro que eso no le gustó a López Obrador, porque la gubernatura que le dio a Miguel Barbosa Huerta fue un pago gigante por haber entregado (cual moderna Salomé) la cabeza de los Chuchos que desde esa traición ya no se pudieron levantar y hace unos días recibieron la notificación de que estaban fuera del sistema y tenían que devolver al pueblo parte de los muebles que el partido tiene en sus oficinas que fueron la cueva de Alí Babá desde que AMLO dirigió el partido y Barbosa anduvo como delegado sacando dinero a los gobernadores por instrucciones de “arriba”.
El accidentado desgobierno del impuesto por López Beltrán, Yeydkol Polenvzky y López Obrador fue el fracaso más estrepitoso de tantos cuantos Andrés Manuel designo a lo largo y ancho de la república. Porque no se dio cuenta de que, en Puebla, puso un diabético con todas las fallas que la enfermedad implicaba, pero también padecía graves trastornos neurológicos, ocasionados por sus complejos, traumas y un narcisismo patológico.
Desde su llegada, dio principio su múltiple manifestación del grave desequilibrio que padecía. Para empezar se plantó como cacique, después instauró un equipo dedicado a la persecución, organizó un equipo de grandes saqueadores que salieron millonarios y de no haberse muerto, por el fraude que le hicieron a la Sra. Claudia Sheimbao, hubiera puesto gobernador que en la revisión de mandato a los tres años, habría suprimido para volver a instaurarse él mismo Barbosa. Lo bueno fue que su cuerpo despedazado por cinco enfermedades fatales no resistió más y un día de diciembre partió al final de su viaje eterno, dejando un mundo de alegría en todo Puebla.
Ahora las cosas no van a cambiar, pero el estilo de gobernar de Alejandro Armenta no será extraño, porque su eclecticismo es delicioso. Porque vamos a ver actuar el estilo de Mario Marín, de Melquiades, de Moreno Valle, de Ghali Fayad, de Pacheco Pulido y de paso, veremos las imprudencias de Barbosa que son ejemplo de cómo aplicar la persecución para meter a la cárcel a sus enemigos tan solo porque no se fueron a poner a sus órdenes.
Lo bueno y magnificente fue que, de nada le sirvió tanta locura. Porque un trece de diciembre se murió de la manera más pinche, porque con tanto médico que lo rodeó, al final prefirió los guaruras que lo cercaban, porque ya tenía miedo, pues oía pazos en la azotea por sus dislates, locuras y excesos cotidianos. Esto fue lo mejor y murió para ser acompañado más por curiosidad que por amistad y afecto. Con eso midieron que la gente nunca lo aceptó ni como político, menos como abogado por transa y mucho menos como familiar, porque aborrecía a todos sus familiares por no estar a la altura de su aristocrática manera de lucubrar sus deslices. Así fue…