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Descubren el agujero negro más pequeño y el más cercano a la Tierra
Noticia publicada a
las 12:46 am 26/04/21
Por: Julio García G. / Periodista de Ciencia.
* Un equipo de astrónomos de la Universidad de Estatal de Ohio afirmó haber descubierto el agujero negro más pequeño y el más cercano a la Tierra, a tan solo 1,500 años luz.
Un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio, publicó el pasado 21 de abril en la revista Noticias Mensuales de la Royal Astronomical Society,
un artículo en el que da cuenta del descubrimiento, no solamente del agujero negro más cercano a la Tierra, sino también del más pequeño. El agujero se encuentra en la constelación de Monoceros, que en griego significa Unicornio. Dicha constelación se puede apreciar en el cielo nocturno invernal en el hemisferio norte.
Cuando los científicos revisaron los datos, mientras hacían una observación de rutina, el agujero negro simplemente apareció ahí. Ahora lleva por nombre, al igual que la constelación, Unicornio, y tiene tres veces la masa del Sol, por lo que en un principio resultaba muy pequeño para ser considerado un hoyo negro. De hecho, son muy pocos los objetos de este tipo descubiertos en la actualidad, porque habitualmente se localizan agujeros negros de millones de veces la masa del Sol. Unicornio está a 1,500 años de la Tierra y se encuentra dentro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Lo más interesante es que el agujero negro parece tener una compañera: una estrella gigante roja, Ambos objetos están “conectados” a través de la fuerza de gravedad que ejerce el uno sobre el otro.
Las estrellas gigantes rojas tienen unas ocho o nueve meses la masa del Sol. Se les denomina así, justamente, por el color rojizo que adquieren luego de consumir todo el hidrógeno de su núcleo y convertirlo en helio (el hidrógeno es el elemento químico más abundante del universo). El efecto de esta conversión se traduce en un aumento de volumen pero, paradójicamente, en una disminución de la temperatura. Al disminuir la temperatura, irradian al espacio ondas electromagnéticas más largas y menos energéticas. De ahí que, desde la Tierra, los astrónomos las perciban más rojizas. En unos cinco mil millones de años, el Sol se convertirá en una estrella de este tipo cuando agote todo su hidrógeno.
Por su parte, los agujeros negros no irradian ningún tipo de luz ya que ni siquiera ésta puede escapar de su superficie, por lo que la presencia de dichos objetos casi siempre se demuestra a través de astros que están cerca de ellos. De hecho, la gigante roja que acompaña a Unicornio fue estudiada con anterioridad mediante una innumerable cantidad de telescopios como el KELT, que es operado por la Universidad Estatal de Ohio y la Universidad de Vanderbilt en Estados Unidos. Y a pesar de que los científicos contaban con una gran cantidad de información sobre la estrella compañera de Unicornio, éste no fue hallado sino hasta ahora.
¿Cómo es que lograron descubrirlo?
Resulta que cuando el equipo de investigadores de la Universidad de Ohio analizó los datos, notó que algo que no podía observar orbitaba la gigante roja. Ello provocó que la luz de la estrella cambiara en intensidad y apariencia en varios puntos alrededor de la órbita.
Y es que algo literalmente “tiraba” de la gigante roja y cambiaba su forma. Dicho efecto, también llamado distorsión de las mareas, ofreció a los astrónomos una señal de que algo afectaba a la estrella. La primera opción que barajaron para dar una solución al problema fue la de un agujero negro. Pero éste tendría que ser pequeño, unas cinco veces la masa del Sol. Otra solución estaba descartada, ya que si la gigante roja tuviese otra estrella compañera, no produciría las distorsiones de marea con tanta intensidad.
El efecto de distorsión de las mareas o acoplamiento de marea, también se produce en la Tierra cuando la fuerza de gravedad de la Luna distorsiona los océanos de nuestro planeta. Esto hace que los mares se abulten hacia la Luna y se alejen de ella. Ello produce mareas altas. En el caso del agujero negro Unicornio, éste distorsiona la estrella como si fuera un balón fútbol americano con un eje más largo que el otro.
El telescopio KELT es administrado por la Universidad Estatal de Ohio. Fue utilizado, junto con otros telescopios, para hacer el descubrimiento del agujero negro Unicornio. La velocidad con la que gira la gigante roja, así como su periodo orbital y la manera en que la distorsión de marea es ejercida por el agujero negro, les indica a los investigadores la masa de este último. De ahí concluyen que posee unas tres veces la masa del Sol.
No se tenía evidencia directa de este tipo de agujeros negros tan pequeños. Pero hace aproximadamente diez y ocho meses, un equipo encabezado por el astrónomo Todd Thompson, también de la Universidad Estatal de Ohio, publicó un artículo en la revista Science, en el que ofrece evidencia contundente respecto a que este tipo de agujeros negros sí existen. El artículo de Science fue lo que motivó e impulsó al grupo de investigadores que analizaron el recientemente descubierto agujero negro en Monoceros.
El estudio tanto de agujeros negros como de estrellas de neutrones en nuestra galaxia resulta fundamental para comprender mejor el proceso evolutivo de los astros, es decir, cómo se forman y cómo mueren. No obstante, comprobar la existencia de agujeros negros resulta muy complicado ya que, al no emitir luz ni otro tipo de radiación, su presencia pasa casi desapercibida para los astrónomos. De hecho, la mayoría de los que han sido encontrados se logró gracias a que, precisamente, interactúan con una o varias estrellas que los acompañan.
La comprensión sobre los agujeros negros pequeños, aquellos que miden solamente 3 o más veces la masa del Sol apenas comienza y tal vez exista una población de ellos que es mucho mayor a la esperada. Ello podría cambiar también la propia visión que los científicos tienen sobre la formación y evolución del universo en general.