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Ganar avances hacia la honestidad
Noticia publicada a
las 04:28 am 15/11/17
Por: Gilberto Nieto Aguilar.
XALAPA, VER.- Ganar espacios para la honestidad es el sentido positivo y contrario del fenómeno generalizado de la corrupción. Se ha vuelto tema de moda hablar de transparencia, corrupción e impunidad, pero lo cierto es que tales conceptos sólo se devalúan y difuminan ante la opinión pública si se manosean demagógicamente. No se logra el impacto pleno en la ciudadanía ni se establece en las mentes de las personas una posibilidad de vida ética.
El objetivo primordial de la transparencia es el establecimiento de una relación de confianza entre quien pide o exige la transparencia y quien la da, entre gobernantes y gobernados, autoridades y ciudadanos, y es, por ende, un término que se opone al concepto de corrupción. Obedecer la ley y fomentar la cultura de la legalidad son procesos de la conducta humana necesarios para construir una sociedad comprometida con la consolidación del estado de derecho.
La impunidad es la excepción al castigo o la falta de aplicación de una sanción por la comisión de un delito. La impunidad es especialmente común en países que carecen de una tradición de respeto a la ley, que conservan usos y costumbres sin apego a las normas jurídicas, donde exprofeso el poder judicial es débil y los conflictos se dirimen por la fuerza política y no por el derecho y la razón.
El doctor José Manuel Escamilla Jaime, en la revista Foro Jurídico de mayo pasado, dice: “Al parecer, estamos sumergidos en una forma de gobierno en la que, implícitamente, está añadida la corrupción en sus diferentes modalidades, al grado grotesco de que se asegura que los mexicanos somos corruptos por naturaleza, lo cual nos injuria y lastima pero también nos pone a prueba como sociedad”.
La transparencia es el camino para erradicar la corrupción junto a un órgano judicial congruente y eficiente que bajo una agenda integral prevenga, denuncie, sancione y luche por erradicar la deshonestidad sistémica y la falta de castigo. La existencia del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) tiene como objetivo fomentar la transparencia en todos los actos del poder público y al mismo tiempo acercar conocimientos para salvaguardar la integridad, privacidad e intimidad de la ciudadanía.
Por ello el Estado Mexicano no es la corrupción, como dijo recientemente un galardonado cineasta mexicano. Pero habría de reconocerse que la lucha contra este cáncer social es débil, lo que provoca una profunda crisis de eficacia institucional que sacude todo los estratos sociales y suscita un violento rechazo en medio del uso indiscriminado de las mismas formas que se rechazan.
“La corrupción es condenable no sólo porque revela la falta de ética de gobernantes y gobernados o porque es un ejemplo de la ilegalidad en la que se vive, es un lastre también por los enormes costos económicos, políticos y sociales que ocasiona en los países que la padecen como un hábito cotidiano, como una práctica ‘normal’ o ‘natural’ en las transacciones de la vida diaria, de los negocios y del trato con los servidores públicos” (María Amparo Casar, Nexos, diciembre de 2016).