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SARCASMOS
Noticia publicada a
las 03:25 am 30/06/16
Por: Guillermo Fárber.
No es posible aprender nada de alguien que concuerde en todo contigo. / “Vengo por lo del empleo”. “¿Trae su currículo?” “Sí, aquí está”. “Pero esto no es un currículo sino un árbol genealógico”. “Sí, es para que vea que el dueño de la fábrica es mi tío”. “Mañana empieza, a las 8”.
CRONOLOGÍA DEL PROGRESO
Estoy comenzando a leer el más reciente libro de mi amigo Gabriel Zaid, Cronología del Progreso. Ya lo saboreo desde ahora.
Sé que será una lectura tan inteligente, sucinta e informada como todos sus otros escritos. Te cuento en cuanto lo termine.
BREXIT
A ver, a ver, esto es ridículo. La economía global lleva cayendo décadas y sólo se “recupera” artificial y falsamente a punta de medidas monetarias cada día más demenciales e inéditas. Ejemplos extremos: QE (hiperinflación monetaria) y NIRP (tasas negativas de interés: como si el tiempo del inversionista tuviera valor bajo cero); a la vista, bailins, la cashless society y quién sabe qué otras locuras mayores traiga el ogro globalista en su manga.
Yo vengo cronicando este desbarajuste desde 1994 (más de 8 mil días), y ciertamente ni soy un pionero ni soy original; yo simplemente repito y divulgo desde entonces lo que otros observadores realmente avispados vienen notificando, analizando, pronosticando (primero en libros, luego en artículos, ahora sobre todo en YouTube).
Somos docenas o cientos de miles los pregoneros del desastre, pero la mayoría de la gente, presa del normalcy bias, sigue creyendo que todo va bien y la luna es de queso. Con el colapso ya bien iniciado, sigue preguntando con sorna que a qué horas va a “pasar algo” ¡cuando lleva años pasando, pero ellos no lo quieren ver! Es el clásico caso de la rana en la olla con agua. El agua lleva años subiendo de temperatura y ya está a punto de hervir, pero como lo ha
hecho gradual, lentamente, la mayoría “escéptica” (ciegos, en realidad) continúan empeñados en que “no ha pasado nada todavía” y se ríen de nuestras advertencias. Bueno, que la disfruten mientras puedan sostener la ilusión en su cabeza.
EN CÁMARA LENTA
Se me ocurre la siguiente metáfora. Un asesino (la elite globalista) lanza a un dizque “suicida” (la economía global) desde la azotea de un edificio de 84 pisos. Claro que este drama transcurre entero en menos de un minuto desde la altura hasta el glorioso despanzurre en el suelo.
En cuestiones sociales, los tiempos son otros y los segundos se convierten en años. Por ello, un minuto equivaldría a 60 años. Señalemos un hito obvio: 1971, año de la clausura por Nixon del respaldo de oro al dólar y por lo tanto inicio del primer experimento en la historia mundial con “dinero” exclusivamente fíat, de papel o electrónico. Puro crédito, pues. ¡Se detona el delirio!
Desde antes de esos 45 años (alguien le ordenó a Nixon cometer semejante barbaridad), el cuerpo que va a morir despanzurrado viene cayendo, pero (sobre todo al principio) pocos quieren notarlo (hasta un centímetro del suelo, para los imbéciles “todavía no pasa nada”). Pero hete aquí que cuando el “suicida” pasa por el piso 2 sale un tremendo ruidajo de una ventana. El hijo de la familia, clásico adolescente atormentado, pone rock pesado a todo volumen. Es el Brexit (o cualquier black swan que gustes).
Los inefables economistas keynesianos y los presstitutes de siempre que ven el momento dicen con absoluta certeza: “El ruido tan alto fue la causa del desplome.” No les parece relevante que el cuerpo hubiera caído ya 82 pisos y que enemil analistas hubiéramos seguido paso a paso el colapso durante décadas, fotografiándolo, dibujándolo, filmándolo, tomándole medidas, ángulos, giros, aceleraciones. El colapso económico global ya era imparable desde mucho antes, con Brexit o sin él.