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Trump y su festival de la estupidez
Noticia publicada a
las 02:46 am 31/08/15
Por: Kimberly Armengol.
Parece que nos estamos equivocando, pues el empresario va arriba en las encuestas de popularidad de los precandidatos republicanos. Este personaje tiene la atención mediática que necesita para seguir creciendo.
Durante las últimas semanas el extravagante precandidato a la Casa Blanca,
Donald Trump, ha regalado joyas mediáticas con declaraciones poco afortunadas como: “(México) está enviando gente con un montón de problemas (…). Están trayendo drogas, crimen, a los violadores”, “México no es nuestro amigo”, “Construiré un gran, gran muro en la frontera”, entre otros absurdos.
Cientos de líderes y celebridades han protestado enérgicamente y lo califican de estúpido e ignorante. ¿De verdad es estúpido?
Parece que nos estamos equivocando, pues Donald Trump va arriba en las encuestas de popularidad de los precandidatos republicanos. Este personaje arrogante, grosero, silvestre y venido a multimillonario tiene la atención mediática que necesita para seguir creciendo.
Un sondeo de la Universidad de Quinnipiac, Connecticut, expone que Trumpsupera con 27% a los otros candidatos republicanos. Le siguen Ben Carson con 13%, Jeb Bush con 8%, Ted Cruz con 7% y Marco Rubio con 6%. Este sondeo refleja los datos más recientes en las preferencias electorales.
Dejando de lado lo ridículo de sus declaraciones y el escándalo que ha levantado entre activistas comprometidos y algunos oportunistas seducidos por el reflector de la defensa del poder latino, un amplio sector del electorado estadunidense simpatiza con el voto extremista; millones de ciudadanos del vecino del norte buscan expulsar y castigar a los migrantes.
Trump no apuesta por los millones de mexicanos que residen en Estados Unidos, ni le importa el porcentaje que representan de la población estadunidense. Él hasta se divierte con su discurso. Su objetivo son las masas de resentidos sociales, los redneck, los supremacistas blancos, los partidarios de la Ley Arizona, los Minuteman y demás calamidades que pululan en los países “desarrollados” receptores de migrantes. Muestra de ello es la brutal golpiza a un mexicano por un par de hermanos supuestamente fanáticos deTrump.
Así como los millones de seguidores de Barack Obama que acariciaron la añorada reforma migratoria y vieron su sueño frustrado, los simpatizantes deDonald Trump correrían con peor suerte ante sus fantasiosas iniciativas.
Señor Trump: usted lo sabe, Estados Unidos no va a cerrar su frontera porque no le conviene, porque necesita a nuestros trabajadores. Los bajos precios de sus alimentos y servicios dependen de estos migrantes y aun en una recesión los seguirían necesitando.
Se pueden ampliar las bardas, perfeccionar los operativos e incrementar la tecnología en la frontera para contener la migración. Sin embargo, la ley de la oferta y la demanda se impone: allá necesitan la mano de obra barata y aquí necesitamos expulsarlos por la falta de oportunidades de una vida digna. Lo deTrump no es más que un discurso publicitario y, sobre todo, oportunista.
Post scríptum: ¿Recuerda usted a Jean-Marie Le Pen? Aquel político francés de extrema derecha que llegó a una peligrosa segunda vuelta frente a Jacques Chirac con un discurso plagado de odio contra los migrantes.
¿Una de sus máximas invencibles? “El ébola puede solucionar el problema de la inmigración en tres meses”. Repugnante.