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Cuando el catolicismo se comporta como mafia
Noticia publicada a
las 04:40 am 28/07/15
Por: Raymundo Canales de la Fuente.
El problema de llevar los dogmas a posturas fanáticas es que pueden atropellar la dignidad.
La religión católica tiene entre sus principios y valores el respeto a las personas, a su integridad y a la vida humana como fundamentales. La interpretación de lo que se entiende bajo su óptica del inicio y fin de la vida puede estar sujeta a discusión,
pero no dentro del ámbito religioso, ya que representan “principios de fe”, es decir, dogmas absolutos e incuestionables.
El problema de llevar estos dogmas a posturas fanáticas es que pueden atropellar la dignidad hasta un extremo casi delincuencial como en el ejemplo que voy a narrar. Se trata de una mujer, sirvienta de ocupación y habitante del Distrito Federal que cursa su tercer embarazo, a la fecha tiene dos hijos sanos a quienes mantiene con su salario.
Cerca del inicio de esta gestación intentó interrumpir el embarazo por la pobreza, pero cuando acudió a los servicios médicos del gobierno local le informaron que pasadas las trece semanas no es legal, ella tenía en ese momento 13.2 semanas. Al salir del establecimiento fue abordada por un personaje de los grupos fanáticos católicos (“antiaborto”, a decir de la mujer) y le ofrecieron control prenatal para hacerla desistir de su intento.
Ella tomó el folleto informativo y acudió al “control prenatal” ofrecido, durante el cual se le tomaron, en las mismas instalaciones del grupo fanático, dos estudios de ultrasonido cuyo resultado sólo le comunicaron verbalmente afirmando que “su bebé estaba perfectamente sano”. Por alguna razón relativa al parto, que no le ofrecían los “providas”, ella acudió ya cerca de la semana 28 a otro estudio de ultrasonido cuyo reporte es terrible: el feto carece de ambas piernas y de un brazo. La cabeza y el tronco se encuentran sanos, así como el único miembro presente, un solo brazo.
Con esos datos, la señora acudió a un hospital de alta especialidad, donde se atenderá el parto, y se documentaron con mucho detalle los diagnósticos descritos, por supuesto con un dolor extremo del grupo médico testigo de los hechos. La actitud de engañar a una mujer, en un tema tan delicado, con una malformación tan grave, me parece una conducta que raya en lo criminal, porque la motivación para haberle mentido es la defensa de sus ideas y sus principios morales. No solamente debe ser punible la conducta de estos detestables personajes, sino de la autoridad sanitaria local y federal que permiten que pululen sujetos malintencionados dispuestos a lo que sea, sin ningún control de sus instalaciones ni de los diagnósticos que ahí se realizan. Por otro lado, personas ligadas a estos grupos me llaman continuamente, de día o de noche, a mi celular, a mi casa, con una actitud francamente intimidatoria, debido a mis ideas, que me atrevo a expresar públicamente. La narración tiene todos los elementos de una mafia, de una asociación para violar la ley y atropellar a las personas; nada que ver con los valores contenidos en el mensaje de Cristo.