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Pasó y los “alevantó”…
Noticia publicada a
las 02:29 am 22/11/25
Por: Rogelio Martínez Huerta.
No fue una, sino varias revoluciones las que ocurrieron después de la caída de Porfirio Díaz Mori. La primera fue la de Madero, que tuvo un final trágico, porque le faltó un mundo de capacidad política para poder medir las intenciones de Victoriano Huerta, pero en especial no alcanzó a vislumbrar que, detrás de su figura siniestra y sus hábitos consuetudinarios,
estaba Henry Lane Wilson el embajador de EE. UU., quien preparó el golpe traidor, porque no aceptó la elevación del costo del petróleo en un porcentaje que los perjudicaba.
Después, el pueblo se enfrentó a la revolución de Carranza que junto con Villa, Zapata y Obregón le dieron sentido al movimiento, porque Madero solo busco el poder que, en manos de los limantouristas no los dejó ser y los grandes hacendados que se enfrentaron a Porfirio Díaz, sucumbieron partir del día 18 de noviembre en que se desataron los balazos en Puebla, cuando en la casa de los hermanos Serdán se sorprendió el movimiento que daría inicio a la Revolución maderista dos días después.
El resultado usted lector lo conoce, la lucha para Villa fue justicia para los pobres de los desiertos de Chihuahua, Durango y Torreón; para Zapata la distribución de parcelas con las que vivirían los campesinos y para los sonorenses, el poder que le arrebataron a Carranza en Tlaxcalantongo por la vía de la traición de Rodolfo Herrero, quien tenía órdenes de Cárdenas de apresarlo, pero no de matarlo que fue lo que hizo en la misma noche lluviosa en que los emboscaron y lo balacearon en la choza donde dormía, junto al Lic. Luis Cabrera que fue testigo de su muerte violenta.
El PRI se adueñó de la “revolución”, de su festejo hizo una marcha deportiva que la gente del Distrito Federal disfrutaba, al mirar vestir con ropajes deportivos a miles de empleados federales para hacer gala de un movimiento que le dio sentido social al Sistema Político Mexicano que se hizo famoso en el mundo, porque supo ser discreto para practicar con teatralidad las elecciones que de antemano se ganaban en la mesa del Presidente, de los Gobernadores y de los empresarios que estaban cerca de la política nacional.
La llegada de López Obrador, hizo del festejo Revolucionario una fiesta infantil, con reminiscencias de las costumbres aborígenes de lo pueblos, con el fasto de gastar miles de millones de pesos, para deleitar en un circo de jardín de niños, los festejos que más bien celebraban la CUARTA “TRANSFORMACION”, no al movimiento revolucionario de 1910, que no se hizo con damas vestidas de “Adelitas y jóvenes” aderezados con calzones de manta; todo lo contrario, fueron campesinos y mujeres arrebatados al campo por medio de la LEVA, a la que llegaron a fuer de las amenazas de fusilamiento.
Queda claro que, el gobierno de López Obrador fue un sainete lleno de complejidades. Porque hasta su mujer puso un gobernador en Puebla, mientras los hijines del Peje se solazaban haciendo negocios multimillonarios, bien asesorados por hombres de negocios que se treparon a la línea 12 de una 4T desfigurada por el poder omnipotente.
Hoy, la situación cada día es más grave por ridícula. Mirar marchar con desparpajo a la presidenta delante de los Secretarios de la Defensa y de Marina es una ofensa a las Fuerzas Armadas, porque, la dama en cuestión no solo ignora la fuerza de la política, sino el más elemental protocolo del poder que, antes vistió la imagen internacional de México ante los pueblos del mundo. Que lamentable que todo este disparate, HOY, solo sirva al que maneja el poder desde su rancho, porque las cosas no solo vienen de la “Chingada”, sino que están de la recontra chingada en todo el país… Es cuanto…