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Las notas musicales
Noticia publicada a
las 01:19 am 10/11/25
Por: Redacción.
El origen de las notas musicales es una de las historias más bellas del pensamiento humano: cómo el hombre aprendió a traducir el sonido en símbolo, la armonía en lenguaje, el alma en forma.
Desde la antigüedad, el ser humano imitó los sonidos de la naturaleza: el viento, los truenos, las aves.
Las primeras civilizaciones —Egipto, Mesopotamia, Grecia— ya tenían escalas y sistemas de afinación, pero sin escritura musical fija.
El oído era el maestro, y la transmisión era oral.
Los griegos descubrieron la relación entre matemática y música.
Pitágoras (siglo VI a.C.) experimentó con cuerdas y descubrió que los sonidos armoniosos guardaban proporciones numéricas: 2:1, 3:2, 4:3…
Así nacieron los intervalos y las escalas.
Pero aún no existían las notas tal como las conocemos hoy.
En el siglo XI, el monje Guido d’Arezzo creó el primer sistema de notación musical moderno.
Usó un himno dedicado a San Juan Bautista cuyas sílabas iniciales dieron nombre a las notas:
Ut queant laxis
Resonare fibris
Mira gestorum
Famuli tuorum
Solve polluti
Labii reatum
De esas sílabas surgieron Ut, Re, Mi, Fa, Sol, La.
Más tarde, Ut se cambió por Do, por ser más fácil de cantar (posiblemente por “Dominus”, Señor).
El Si se añadió después, tomado de las iniciales de “Sancte Ioannes”.
A partir del siglo XVII, las notas se escriben en el pentagrama, con clave y compás.
El sistema se universaliza, permitiendo la creación de la música polifónica y sinfónica.
Desde entonces, las siete notas —Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si— se convirtieron en el alfabeto del sonido.
El origen de las notas es la historia del orden que surge del caos.
El hombre, escuchando el universo, encontró proporción, ritmo y belleza.
Cada nota es un fragmento de ese descubrimiento eterno: la armonía que une el alma con el cosmos.