Noticia publicada a las 04:30 am 22/07/20

Por: Rogelio Martínez DE LA Huerta.

Me comunican vía Wasap: “La regidora Irma Villanueva, tiene Covid-19”… Pregunto a un galeno bien informado y me contesta: “no creo, es pretexto para no presentarse ante la comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales…
Después me agregan ¿Conoces al gendarme desconocido? No –Contesto- Es aquel que era en tiempos de Félix Alejo,

el encargado de dar mantenimiento a los edificios del Ayuntamiento, y a Seguridad Pública, iba a dar arreglo a las tuberías… Pero ahora resulta que tiene estudios de policía en Israel, fue jefe de seguridad en la “metrópolis” de Chilac… y ha sido nombrado encargado de seguridad en Tehuacán… Pues que le pongan uno de su nivel es decir a un cuentacuentos como Marco Aurelio Ramírez. Es sugerencia…
Y por ese rumbo se va el relajo en relación con la vida pública de quienes se transan el dinero, ponen los puestos a sus favoritos y la gente ya ni se preocupa, porque le vale un comino lo que suceda con la corrupción que a decir del “telectual” Jorge Castañeda ya es “uso y costumbre” en México, obvio ¡Para ellos!
Empero decía, el coronavirus es mágico, poderoso, ha logrado calmar el rencor contra el “gran” (ja, ja, ja) gobernador que ya está en la mira de Andrés Manuel por sus oscuras negociaciones con Lozoya Austin, y que un día sí, otro también repite y repite soluciones que son verdaderos enredijos mentales de quien tiene conflictos de irrigación cerebral. Porque las cosas van tan mal que en Puebla la gente ni se pone el cubre bocas, ni obedece al desgobernador, porque saben los poblanos que de no ser por los directores maiceados de los medios, su imagen estaría despedazada políticamente. Más no olvidemos que estamos en donde, “las víboras cambian de piel”.
Usted que me lee, no le haga caso a los “rugidores” del palacio, esos ya deberían estar en la cárcel conforme a sus transas, unos acompañando al PANtjane, otras haciendo tortillas en el penal y los demás como Canaán, en el bote, haciendo cuentas para pagar un buen penalista que lo sacara y quedar como entró, en la vil calle.
Lector, usted se puede morir de lo que sea, pero en caso de que tenga mucha fiebre, empiece a toser al punto del desmayo, le duelan los brazos, la espalda, los dedos de las manos y los pies, le tengan que poner oxígeno, mediante dos tubos de dos centímetros por la boca hasta los bronquios, sienta un dolor tan profundo por no poder comer, esté solo porque nadie podrá verlo… entonces, usted llorando como un niño, doliente como un huérfano, abandonado como un perro, verá que lo que tiene es ¡coronavirus! Una enfermedad letal, pandémica que los gobernadores de México usaron para hacerse más ricos. Porque usted fue abandonado a su suerte, se contagió, ya casi muere y ni siquiera podrá leer estas líneas. ¡Aggg!…

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