Es posible poder afirmar que estas concepciones muestren la enorme responsabilidad plural y democrática, porque el mandatario nos ha llevado a suponer que no es complicado cuando existen los consensos y, el compromiso con la sociedad. (No mentir)
Mario Delgado se puede convertir en el próximo presidente Nacional de Morena. Para garantizar esa visión, nos basamos en la lectura de varios ejercicios y sondeos, que colocan al coordinador de los diputados del congreso Federal, como el favorito a ganar; asimismo, la noticia reciente que encuentra un argumento sólido, es que tanto Yeidckol Polevnsky y Bertha Luján, no podrán participar por un fallo que emitió la Comisión de Honor y Justicia; según los estatutos internos del partido, aquellos que hayan sido electos en el pasado proceso y formen parte de CEN, quedarán al margen a fin de contender por un cargo a posteriori. Esa combinación de acciones, fortalecen la llegada del líder de la columna de Morena en el legislativo.
Sin embargo, es claro que existen obstáculos bastante marcados por la irresponsabilidad de algunos actores que gestan la división a fin de entrar en un flanco de negociación, o la aberración del poder (Oportunistas disfrazados). Es fácil persuadir este clima, por muchos lambiscones que saben perfectamente el ascendente éxodo y apoteosis que vive actualmente Morena, asimismo, la figura dominante de López Obrador. Eso evidentemente ha sido una ventaja que canaliza la dirigencia Nacional, pero de igual forma, una maniobra que envía señales de apoderamiento.
Ese es una de los grandes retos de Morena; hay que recordar que el pasado, sentó un precedente sustancial que aparentaba procesos “democráticos”, pero que en realidad, eran acuerdos cupulares que se manufacturaban desde un alto nivel político. Si tomamos en cuenta esa premisa, podemos afirmar entonces que el Movimiento Regeneración, sufre una amenaza que puede desestabilizar y lacerar sus génesis. Sin embargo, el momento de consolidación que está viviendo Morena, finalmente debe ser el objetivo principal; además, una polarización del próximo congreso Nacional, no solo aseveraría una inestabilidad, sino limitará la columna estricta de una conmoción que ha demostrado una capacidad de acción distinta a los demás, al menos hasta ahorita, no se ha evidenciado un desaseo que describa el “dedazo”.
Lo que menos le conviene a Morena, es crear las condiciones a fin de friccionar el proceso venidero. Los liderazgos o principales referentes, deben entender perfectamente el mensaje de Andrés Manuel López Obrador; esa realidad, refleja que Mario Delgado, ha tomado la delantera y una inclinación que ha provocado una razón lógica de estos fragmentos. La encuesta sería una buena decisión del partido, ya que evidentemente ha prevalecido un clima que es incipiente a provocar algunos resentimientos y fricciones; eso nos ha llevado afirmar que el Comité Ejecutivo Nacional a través de los consensos permita construir una agenda donde participe la militancia, pero bajo mecanismos transparentes; el ejercicio de un sondeo, puede revelar el carácter de la toma de decisiones para gestionar el timón del CEN. (Siempre y cuando sean confiables y nítidos)
Morena tiene que recurrir a una actividad que plasme la voluntad de las mayorías, donde la democracia sea la palanca que ha ponderado el presidente en ese esquema estricto que ha sido recurrente; asimismo el vehículo que ofrezca mecanismos de organización, empatía, transparencia, pluralidad y libertad.
Mario Delgado hizo un llamado a la unidad, arropado por una mayoría de legisladores que integran parte de la fracción del Congreso, al igual, algunos liderazgos que se identifican con el coordinador. Si se crean las condiciones a que esta sucesión se lleve a cabo, Morena llegará más fortalecido al proceso del 2021, en que son ampliamente favoritos a llevarse la mayoría de distritos, del mismo modo, casi la totalidad de Estados que están en disputa. Eso redobla la necesidad y la demanda de emprender una sucesión donde no se matice el viejo sistema de presión, que figuraba bajo el incremento de un transcurso simulado, que solo generaron sombrías dirigencias como la del PRD, PAN y PRI. (Una del montón)
El proceso no tiene que generar grandes problemas, de lo contrario, estaríamos hablando de una de las primeras crisis y controversias, de igual manera, una pérdida de credibilidad moral que inclusive el presidente ha ponderado un drástico escenario “si Morena adopta el simplismo y el anacronismo que ha fracasado en el sistema político Nacional”. La disputa no debe ser el motor para encontrar la primera fricción profunda que agudicen a un partido que relativamente va naciendo, pero que ha crecido potencialmente porque no hay una sincronización de la partidocracia que ocasione una confianza y efusión.
Resultaría atípico e inflexible si en Morena se comienza a construir barreras y obstáculos a incidir en algún proceso. Si las posibilidades de Mario Delgado han sido plasmadas cuantitativamente, las condiciones propias de un ejercicio a través de un sondeo, entonces el esquema es potencialmente alto para facilitar una salida democrática y flexible; y no comprometer una etapa prematura de un partido, que ha crecido aceleradamente a pasos agigantados. (Sería una decepción)
Fuente: Sdpnoticias.com
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