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Morena en sus guerras intestinas y AMLO no aparece
Noticia publicada a
las 02:10 am 23/08/19
Por: Verónica Malo Guzmán.
* Yeidckol y un grupo de “radicales”, le tienen un odio profundo y visceral a Ricardo Monreal…
* Aquellos que partieron con Andrés Manuel en una aventura incierta, y que supieron oler bien los tiempos, fue tan solo un puñado de muchos que se llamaban sus amigos…
“Nunca nos derrotó la derrota; que no nos derrote ahora la victoria”.
Luis H. Álvarez
Todo por ganar
Para lograr una victoria apabullante, Andrés Manuel unió a todas las ideologías y con ellas ahora construye su proyecto de nación. Decir que no se sabía de las luchas entre grupos, es mentir.
Así ramas del conservadurismo más recalcitrante como es el extinto PES o de la ¿derecha? como podría representar Manuel Espino, fueron invitados al convite de Morena. Más moderados, también fueron invitados a participar; Poncho Romo, Germán Martínez, Tatiana Clouthier. Nombres reconocidos por los panistas que vislumbraban un desarrollo social incluyente como marcaban los primeros lineamientos del PAN.
De la izquierda, cualquier tribu, grupo, camarada que quisiera unirse fue bienvenido; ello a pesar de que principalmente en esta ala es donde más abundan las divisiones. Tal vez porque el disentir es parte de ser de izquierda...
Rencores añejos
Desde que se fundó Morena se dieron las primeras rencillas. Aquellos que partieron con Andrés Manuel en una aventura incierta, y que supieron oler bien los tiempos, fue tan solo un puñado de muchos que se llamaban sus amigos. Con el tiempo muchos más abandonarían el PRD, el PRI, el PT y hasta al PAN para seguir a López Obrador. Pero ese grupo primigenio, parece que no perdona a quienes llegaron después o a los que en su momento abandonaron el proyecto.
Solo así se entiende el encono publicitado por Yeidckol Polenvsky en contra de Ricardo Monreal.
Yeidckol y un grupo de radicales, le tienen un odio profundo y visceral a Ricardo Monreal. No le perdonan que Andrés Manuel le sigue tomando en cuenta y permitiendo ciertas posturas y otorgando concesiones.
Con Yeidckol hemos topado
Quizá, hoy más que nunca, Yeidckol como presidenta de Morena, debería traer a la memoria la frase de Carlos Castillo Peraza, reconocido panista: “Hay que ganar el gobierno, sin perder el partido”.
La hoy dirigente de Morena tiene la enorme tarea de no azuzar el fuego de las divisiones y fracturar un partido que, en realidad, su única unión se llama Andrés Manuel López Obrador. Desde su actitud de cerrar las afiliaciones, cuando es el momento que muchos mexicanos se querrían afiliar a Morena, pasando por las elecciones extraordinarias de Puebla (donde Monreal apoyaba a Alejandro Armenta y ella a Barbosa, actual gobernador), sin olvidar el diferendo del Senado, donde Martí Batres no logró continuar como presidente de la cámara alta, quedando en su lugar la también morenista Mónica Fernández.
Vale la pena resaltar que de los senadores que votaron por Batres, solo una salió a defender su voto. Los demás, una vez que se ungió a Fernández y Monreal anunció una reunión de los senadores de Morena con López Obrador, siguiendo la máxima priista de “seguir la línea”, nadie defendió su voto o impugnó las elecciones, como pretende Batres.
Aprender, porque no aprenden
Es gracioso que, aun conociendo cómo los partidos fragmentados pierden, los miembros de Morena no entiendan que deben mantenerse unidos. LA soberbia les gana. Aun con lo mucho que odian a Felipe Calderón, deberían aprender de su ejemplo (para no repetirlo). El expresidente Calderón ayudó a desolar el PAN, el cual tardará mucho en recuperarse. Hoy, los miembros de Morena, aquellos quienes piensan que pueden cambiar reglamentos y acomodar el partido de acuerdo a sus intereses particulares, van en la misma senda de destruir su partido.
La primera gran guerra
La elección de los dirigentes nacionales de Morena será vía congreso interno, el 23 y 24 de noviembre, al que asistirá López Obrador.
En juego está la presidencia nacional, la cual tratará de mantener Yeidckol, pero principalmente el manejo de más de mil 700 millones de pesos tan solo para el 2020 (recordemos que hasta ahora los partidos no comparten la austeridad franciscana predicada por el fundador de Morena).
La guerra será ganada, no solo por quien se quede con la presidencia del hoy más importante partido político de México, la ganará quien logre pacificar a las diferentes tribus y tendencias y les haga entrar en razón.
En las guerras internas de Morena, las trapacerías, engaños y arreglos apenas empiezan. No necesitan oposición, ellos solitos saben cómo derrotarse. ¿Perderán la mayoría legislativa? ¿Podrá Andrés Manuel cohesionarlos antes? La guerra apenas inicia.