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Ni perdón ni olvido a gobernantes y delincuentes
Noticia publicada a
las 02:18 am 14/11/18
Por: Álvaro Cepeda Neri.
I.- El millonario sonorense Alfonso Durazo Montaño cuenta con varios bienes inmuebles en propiedad, entre ellos un rancho cerca de Bavispe y departamentos en la capital del país; es socio de una poderosa empresa gasera y está a un paso de ser nombrado secretario de Seguridad del próximo gobierno.
Este ex priísta, ex panista, salinista y foxista, hace las cuentas alegres de ser candidato y gobernador de Sonora,
postulado por Morena; si es que logra cumplir con los fines para los que fue designado por López Obrador (quien es el cuarto López en la Presidencia: Antonio López de Santa Anna, Adolfo López Mateos y José López Portillo).
Este Durazo se la ha llevado solicitando “perdón y olvido” en las reuniones para la paz; y le han gritado una absoluta negativa al grado que tuvo que suspender esas juntas. Y es que su licenciatura en Derecho –que asegura cursó– no le ha servido para entender la separación de los conceptos: Estado, Gobierno y Sociedad.
II.- Y con esta confusión se tropieza a menudo con sus discursos (vocalizados como locutor, en los cursos que recibió), como acaba de sostener delante de su jefe López Obrador, para volver al más de lo mismo; aunque ahora con su desafortunada frase: “el perdón de las familias no implica perdón del Estado”.
Quiere, o quiso decir Durazo, que los órganos judiciales empezando por el ministerio público –en este caso federal– y concluyendo con los tribunales penales al conocer las demandas de las víctimas, deberán dictar sentencias con sanciones, para no perdonar a los delincuentes. Así como tampoco perdonar las negligencias y omisiones de los funcionarios y gobernantes que son responsables de esas injusticias.
Así que le toca al gobierno lopezobradorista proceder –como parte por medio del Ministerio Público–, presentar las demandas ante los jueces, magistrados y Suprema Corte de todos los asuntos de los que exigen justicia, los familiares de desaparecidos, encontrados en fosas clandestinas y secuestrados; así como de los miles de feminicidios y abusos sexuales de los pederastas.
III.- Debe quedar muy claro que sin la impartición de esa justicia no hay perdón ni reconciliación. Lo primero es sancionar a los responsables de, al menos, los últimos dos sexenios. Es decir, de Calderón y Peña, como gobernantes. Y en seguida, o simultáneamente, sancionar a los delincuentes, reparar daños sin conceder ninguna amnistía para los culpables. El señor Alfonso Durazo Montaño anda pidiendo “perdón y olvido”. Pero esto es imposible. Quiere que las familias otorguen el perdón y ellas ya le dijeron hasta el cansancio y a gritos que no. Callándolo y despidiéndolo de las reuniones reiteran que no perdonarán a los funcionarios ni a los delincuentes. Lo que está en cuestión es la sociedad, el pueblo, las familias y el gobierno; o sea los funcionarios que con López Obrador han de cumplir con sancionar a los responsables y por ningún motivo solicitar o recurrir al olvido. Y menos a la amnistía. El Estado como tal no está en cuestión, como quiere el despistado Durazo. Se trata de gobernantes y delincuentes.