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El tren presidencial Olivo –II parte-
Noticia publicada a
las 04:09 am 27/05/18
Por: Otto Schober.
El tren olivo construido para el presidente Calles tenía 8 vagones. El número 1 era exclusivo para el presidente, con observatorio, sala de espera, despacho y dos alcobas amuebladas con camas matrimoniales, donde las colchas eran de seda color marfil y brocados con flores rosadas, lujosas alfombras; con ventiladores de pared y ventilas para aire acondicionado, comunicadas entre sí por gabinetes de baño con tina, y junto al lavamanos,
portavasos y porta cantimploras, con cantimploras esmaltadas en color azul para agua caliente y fría.
El vagón 2, tenía el salón azul para recepciones, decorado con cortinas de terciopelo y sillones de cuero en azul rey, lámparas con emplomados, una habitación para el intendente, un comedor para 14 personas con vajillas de oro, plata y porcelana, su cocina y un gabinete para su personal. En el vagón 3, era para los invitados, 13 camarotes, uno de ellos con cama matrimonial y los demás con literas. El vagón 4 era un coche dormitorio de 12 secciones y un gabinete con 6 camas para el personal del estado mayor presidencial. El vagón 5 es un coche-comedor de estilo francés para 40 personas sentadas, de caoba con incrustaciones de marquetería.
En el vagón 6 estaban los aparatos de radiotelefonía y ocho secciones, tipo dormitorio para los operadores militares y para el personal del tren. Tenía baño con todos los servicios y un sitio para que viajaran los caballos o los automóviles, además 2 plantas de corriente eléctrica para el servicio del tren. El vagón 7 era otro comedor para la tropa. En el vagón 8 era exclusivo para el personal de palacio, meseros, auxiliares, etc.
El tren olivo realizó su último viaje el 15 de septiembre de 1960 cuando el presidente Adolfo López Mateos fue a la ciudad de Dolores Hidalgo, Guanajuato, para conmemorar el 150 aniversario de la iniciación de la independencia de México. Después de esta fecha, no se le vio más. El olivo sería desmantelado en Aguascalientes por orden de Eufrasio Sandoval, gerente de Ferrocarriles Nacionales de México. Pero el auditor, el conductor y el mecánico del tren presidencial agregaron los vagones que quedaban a un tren de carga y lo escondieron en Mérida, Yucatán.
Luego lo transportaron a Campeche para guardarlo en una enorme bodega. Nadie sabía en donde estaba. Carlos Mariscal le pidió al presidente Luis Echeverría que no se desmantelara el tren olivo, a lo que accedió, pero dijo que no sabía si aún existía. Lo que queda del tren, los vagones RM1, RM2 y RM5, yacen ahora sobre un escape de vía, en el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad, en la ciudad de México. (Resumido de El Tren Olivo, artículo especial del INHA de Edna Lastra y Tren Presidencial Olivo del Ing. Janil Díaz)