Los vigilantes voluntarios se multiplicaban. El proyecto crecía, se extendía, prometía. Había entusiasmo, ganas.
El último gran esfuerzo se hizo en Zacatecas. Los promotores de las citadas Redes reunieron 15 mil personas, todas ellas dispuestas a “cuidar el voto” para El Peje.
De ese total, 12 mil eran maestros afiliados al SNTE —que no la CNTE— dispuestos a convertirse en guardianes de las urnas.
La bronca es que las citadas Redes las coordina Juan Iván Peña Neder, subsecretario de Gobernación en tiempos de Felipe Calderón.
Iván, como le dice Andrés Manuel, es cercano al yerno de la maestra, Fernando González, otrora subsecretario de Educación Básica de la SEP.
En las reuniones de las Redes nadie hablaba en nombre de Morena, nadie pedía un cargo, un escaño, una diputación, una senaduría, y aun así, los guardianes del voto crecían.
El éxito del proyecto desató insidias, envidias, celos.
Morena se deslindó de Peña Neder. Su presidenta, Yeidckol Polevnsky, también. Vino la orden de repliegue y en ésas están.
El detonante de ese repliegue fue una columna de Raymundo Riva Palacio, uno de los periodistas más prestigiados del país, que se publicó en El Financiero bajo el título de La Venganza de Elba.
Esa venganza no tendría otro objetivo que evitar que Meade gane las elecciones presidenciales.
Raymundo ubicó a Iván como el hombre que convenció a un juez de Tijuana de otorgar el amparo promovido por el abogado Néstor de Buen, que suspendía provisionalmente las funciones de Juan Díaz como el mero mero del sindicato de maestros.
Pero el intento falló. A Juan Díaz le otorgó el gobierno federal la toma de nota. Legalmente ya es el presidente del SNTE.
Peña Neder ha estado muy cerca del círculo interno de la maestra, y fue quien llevó a René Fujiwara con López Obrador, dice el columnista.
Lo cierto es que Juan Iván convenció al nieto de Elba de apoyarlo, pero al día de hoy, Fujiwara no se ha sentado con López Obrador.
Peña Neder es un hombre vulnerable. Lo persigue una “infamia,” como la califica Fernando González.
Talía Vázquez, su exesposa, lo acusó de “violación tumultuaria”. Fue a dar a la cárcel en 2013 por ese delito. Lo exoneraron por falta de pruebas. Salió libre. Recompuso su vida, pero no puede sacudirse el fantasma.
Su exmujer tiene amigos influyentes y no deja de atacarlo, de intentar desprestigiarlo. Promueve versiones de que es nazi, casinero, violador.
Sabemos, por gente que habla con ella, que Elba Esther Gordillo está muy dolida con el “castigo social”.
La otrora poderosa sindicalista, en prisión domiciliaria, dice que no merecía el trato que le dio Enrique Peña Nieto, pero aclara que su bronca no es con el Presidente.
A quien no tolera y considera un “traidor” es a Juan Díaz, otrora su leal, hoy su Judas Iscariote. Otro al que nomás no traga es al exsecretario de Educación, Aurelio Nuño.
A ambos los acusa de haber liquidado el contrato colectivo de trabajo de los maestros.
A Ricardo Anaya ya lo traen sus adversarios en la carrera presidencial. El candidato de la coalición Por México al Frente no ha sabido neutralizar las acusaciones que se le hacen. Para colmo, se le amparó Manuel Barreiro, el empresario que supuestamente es su prestanombres.
El otrora Joven Maravilla no acaba de convencer de que se trata de una “guerra sucia” del PRI-gobierno porque ya se va.
Tampoco trae el teflón de Andrés Manuel López Obrador, a quien todo se le resbala, incluso su terquedad de postular a Napito como senador.
Es cierto, como dijo José Antonio Meade, que uno no puede esconder atrás de ninguna cortina de humo, de ningún tipo, estilos de vida y faltas de consistencia.
“La ambición de poder, la ambición de dinero se ven, se reflejan. Es difícil esconderse de inconsistencias entre la forma de vivir y la forma de ser”, dijo el candidato simpatizante del PRI.
Eso es lo que tendría que ser investigado.
Nos topamos casualmente con Beatriz Paredes, coordinadora de la campaña de José Antonio Meade en la Tercera Circunscripción. No la veíamos desde que se fue de embajadora a Brasil.
Charlamos cinco minutos con ella. Tiempo para preguntarle brevemente sobre los candidatos presidenciales.
¿Ricardo Anaya? “Un chamaquito no puede ser Presidente de la República como está el país”.
¿Andrés Manuel López Obrador? “Su peor adversario es Andrés Manuel López Obrador”.
¿José Antonio Meade? ”Segura estoy de que vamos a ganar?”.
¿Va a ser senadora? “No sé… hay tantas listas”.
Y se fue a su cita…
Fuente: Excélsior.
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