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Robar, la Institución
Noticia publicada a
las 02:27 am 18/10/17
Por: Rafael Loret de Mola.
La secretaría de la corrupción debe considerarse el súper ministerio del presente y el futuro aunque no tenga tal condición legal ni, en apariencia, forme parte del organigrama institucional. Pero pesa más que ninguno y, desde luego, tiene titular y cabeza con más influencias que cualquiera otro (a) miembro del gabinete peñista tan empeñado en que nadie le sustraiga el privilegio de haber encabezado, hasta ahora,
la peor administración federal de la historia a un siglo de la malhadada usurpación de Victoriano Huerta Márquez, el chacal.
Fíjense, desde el régimen de Carlos Salinas hasta el actual hemos observado a quiénes, de verdad, son quienes se encargan de regir, modular y distribuir la corrupción con una eficacia muy superior a cualquier parodia de trasparencia. Durante los años del salinismo empobrecedor –los superávits fueron producto de las ventas de paraestatales y de los precios del crudo al alza, hasta 200 millones de dólares por barril, cuyos remanentes fueron dilapidados sin medida-, sin duda, fue Raúl, el hermano incómodo, el gran patriarca del sexenio, dominador de cuentas y transferencias, así como de las alianzas turbias como la que realizó con el mafioso Ricardo Salinas Pliego quien ganó la subasta por Canal 13 con todas las irregularidades necesarias, entre ellas la admisión del fraterno presidencial como socio. No lo olvidemos.
Con zedillo, el hombre de las negociaciones y consejero principal en materia de inversiones favorables al clan fue, sin duda, Herminio Blanco Mendoza, quien permaneció en la Secretaria de Comercio y Fomento Industria buscando nuevos tratados internacionales, que no se lograron a cambio de entrecruzar intereses personales. Y así dio cauce a la alternancia en la que maniobró, sin moral alguna y desatada para suceder a su marido en un plan reeleccionista disfrazado, fue la señora de las muchas faldas, Martita Sahagún, quien mantiene al jamelgo Fox en su rancho ahora visitado, en helicóptero oficial, por el secretario de Hacienda y presidenciable, José Antonio Meade Kuribreña. Hilos conductores.
Y, desde luego, nadie puede negar a la rufiana Alejandra Sota Mirafuente, el papel de represora, distribuidora de millonarias prebendas y alcantarilla de las cloacas de calderón, en rivalidad permanente con la Margarita de las estrellitas que quiere bajar para contarlas en sus manos como las conchitas de María bonita.
Fue Sota la que comenzó la rufianesca tarea de perseguir y acorralar a los periodistas, inventando historias y fabricando montajes, en medio del escándalo.
Desde luego, la corrupción creció con Peña hasta niveles inimaginables, guiados por sus tíos, sobre todo el intocable Arturo Montiel pero también Alfredo del Mazo González, para satisfacer las estrategias de carlos salinas quien parece tener todas las barajas en la mano para hundirnos en 2018 con o sin terremotos de por medio. Ahora no se señala a nadie en especial porque el conjunto mismo es la corrupción. Nadie se salva porque todos son cómplices y en estas circunstancias apuestan a la pulverización de las oposiciones para ser capaces de que el PRI continúe en el poder con porcentajes mínimos de electores; lo mismo a lo que apuesta, a su favor, Andrés, el señor de los anillos que convierten a los mafiosos de ayer en blancas palomitas buscadoras del maíz... con gorgojo.