sin una gota de vergüenza, sin un ápice de rubor: “Las lecciones de su obra, de su gran pasión por México, su defensa de la soberanía, su concepción de la ley como lo más sagrado, como la expresión más elevada de las aspiraciones humanas, su convicción democrática fue inquebrantable en la nación y en la república. Son legado y son también, más que nunca, camino a seguir”.
Amaro Cancino hablaba del considerado más grande presidente que México ha tenido: “Así entendió el legado de Benito Juárez Luis Donaldo Colosio hace 23 años. Y así reconocemos los priistas (sic) a quien además de todo fuera el primer gran reformador de este país”.
El priísta, encarrerado, continuó: “Y ya lo dijo nuestro presidente de la República, el licenciado Enrique Peña Nieto: el legado de Benito Juárez perdura y alienta nuestros compromisos para seguir construyendo una sociedad en la que todos los derechos que consagran nuestra Constitución alcancen a todos los mexicanos”.
Ahora resulta que Peña Nieto es juarista, y los priístas también. Amaro remachó: “Como Juárez, los diputados del PRI estamos convencidos de que contra la patria nunca se tendrá la razón. Por eso, siempre legislaremos privilegiando el interés superior de la nación”…
Qué fácil es hablar de los muertos, y que éstos no reclamen, no respinguen. Pero el PRI se topó con el contradiscurso. Eva Florinda Cruz Molina, del PRD, dijo: “Hoy 21 de marzo celebramos el natalicio del Benemérito de las Américas, don Benito Juárez García. Reconozcamos aquí al estadista que mantuvo la dignidad de la nación frente a la intervención francesa y la persecución conservadora.
“La historia del México del siglo XIX, no se entiende sin sus esfuerzos para salvaguardar a nuestro país de los conflictos armados, de las revueltas y la intervención extranjera. Benito Juárez García fue el prócer de la patria que encarnó la defensa de nuestra soberanía y de nuestra independencia”.
El de Eva Florinda, acaso fue quien mejor a contraluz de la historia de Juárez al México de Peña Nieto y Donald Trump. Agregó: “Hoy el legado juarista debiera ser parte de nuestra fortaleza histórica de nuestro país, que el Juárez de ayer nos enseñe cómo enfrentar al presente de nuestro país, que como nunca está en juego hoy con un derrotero incierto y de gran vulnerabilidad frente a las amenazas de un gobierno norteamericano que nos anuncia su pretensión de retroceder en la historia hasta el siglo XIX, volver a imponer la doctrina Monroe y la proclama del Destino Manifiesto con la que se pretendían adueñar de todo el continente”.
La diputada enfocó su discurso entonces hacia Los Pinos: “Frente esta grave amenaza racista y totalitaria del vecino del norte en estos momentos, el gobierno mexicano luce inferior al tamaño de este enorme desafío”.
Y añadió: “Mientras que Juárez dejó un legado claro, contundente, que debe ser revalorado porque trasciende su época hasta nuestros días, Peña Nieto es la viva, es la viva imagen del pasado oscuro del apátrida, entreguista y conservador”.
Hacía unos instantes, María Candelaria Ochoa, de Movimiento Ciudadano, hubo dicho: “En tiempos como los actuales, en que México padece una severa crisis institucional de representatividad y de confianza, en que además existe angustia y tribulación para muchos de nuestros ciudadanos de este y el otro lado de la frontera norte, resulta imperioso que rescatemos aquél espíritu juarista, que reclama el arrojo ante tiempos difíciles, pero que mantiene la cordura institucional como medio óptimo para reencausar la vida política”.
Elías Ojeda Aquino, de Morena, dijo: “Para Justo Sierra, en esa época encrespada, dolorosa, desfalleciente y aniquiladora, la roca inquebrantable que sostuvo el edificio nacional fue don Benito Juárez García”.
El PAN, el partido que, desde su fundación, ha visto a Juárez más como un enemigo que como un héroe de la patria, ahora dijo, en voz de Ricardo del Rivero Martínez: “Muchos de los historiadores de la reforma y la historia oficial difundida por los gobiernos postrevolucionarios han colocado al presidente Juárez como una de las figuras más importantes de la historia de México.
“Han encontrado en el entorno adverso de aquellos años, las causas y explicaciones de su obra de gobierno. Las sólidas razones para promulgar las Leyes de Reforma y para asegurar la hegemonía del Partido Liberal, la gloria de derrotar la intervención francesa y al segundo imperio, y en el cual estamos de acuerdo”.
Y apostillaba el panista: “En términos objetivos, es indudable que el balance final sobre la obra juarista -donde debe de incluirse el rescate a la soberanía nacional y a la supervivencia misma de México, la separación de la Iglesia y el Estado, la noción constitucional de organizar a la República conforme a los principios de la igualdad de los ciudadanos ante la ley, del sistema federal, la democracia y la división de Poderes, así como la construcción de instituciones, cuya función para gestionar el bienestar que prevalece hasta hoy en nuestros días- es bastante para que el presidente Juárez ocupe merecidamente el lugar que tiene en nuestra historia”.
Refugio Garzón, de Encuentro Social, hacía un instante había dicho: “El ideario juarista hoy día merece ser rescatado y promovido”.
Fuente: Zócalo de Saltillo.
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