Claudia Guerrero Martínez
"ENTRE LO
UTÓPICO Y LO VERDADERO"
Gilberto Nieto Aguilar
"LIBERTAD
Y EDUCACIÓN"
Martín Quitano Martínez
"ENTRE
COLUMNAS"
Evaristo Morales Huertas
"VERACRUZ
EN LA MIRA"
Luis Hernández Montalvo
"MAESTRO
Y ARTICULISTA"
César Musalem Jop
"DESDE
LAS GALIAS"
Ángeles Trigos
"AIDÓS
Q DíKE"
La mujer es lo más bello de la vida, cuidemos de ellas...
Yourcenar: ceguera
Noticia publicada a
las 04:16 am 19/01/17
Por: Antonio Tenorio Muñozcota.
Crisol. Albor. Cromos. Sombra. Avidez de luz. Brisa de la piel. De las cosas. Luminiscencia. Forma táctil del mirar.
Forma de la existencia convencida que todo deviene de afuera, antigua es la creencia de que es en las cosas donde todo reside.
Así, por ejemplo, para Platón, los objetos emanaban partículas identificadas como “llamas”,
que al llegar al ojo humano generaban un flujo visual del que era posible reconocer los colores.
Los nombres de Newton y Young, siglos más tarde, darán un vuelco a este planteamiento y pondrá el acento en la luz. Es en ella, y no en la cosa misma, donde el color existe y se reconoce.
Para quienes aún empeñan sus esfuerzos en construir castillos sobre la arena de las dicotomías, blanco y negro, irreductibles, es una en las metáforas en las que más cómodos se sienten. El pensamiento complejo, en cambio, siembra, ara y cosecha sobre el surco de los matices.
La policromía del arte, bajo ese tenor, no es cosa de los colores que le componen, sino del sutil colorido de la existencia que es capaz de dejarnos avizorar. Diestro homenaje a esa capacidad para comprender el color como sino de un vivir hondo, es la pequeña obra maestra de Marguerite Yourcenar titulada, justamente, al amparo de un color: Cuento azul.
Yourcenar contó en vida con el privilegio de reconocer muy joven cuál era su vocación. No como un quehacer; sino como una postura. No como un hacer, sino un mirar, una punto de mira. La renuncia a lo monocromático de la tozudez que insiste que sólo hay dos caminos.
Al artista verdadero, por el contrario, le acompaña la fascinaciónpor las certezas parciales, múltiples, fragmentarias. Diseminadas aquí y allá como diminuto polvo de color.
Escrito durante los años treinta, Cuento azul trenza el destino de un grupo de comerciantes europeos en su ir y venir a Oriente, con un mundo de olorosos humos coloridos; mezquitas deslumbrantes; cuerpos tan blancos que sirven de fanales a un barco.
Relato envuelto en lo que Keats llamara “belleza matinal”, Cuento azul es a su modo, muchos años antes, también, narración de una sociedad mundial marcada por el comercio. Espacio, ruta de personas, lenguas, verdades y sueños.
Metáfora de una verdad vigente como nunca. Perece ahogado de sí quien, cegado de matices, ahogado de ira, termina por extraviar el color del cielo, sus colores; en plural.
Siempre en plural.
* Profesor, narrador y ensayista. Su libro más reciente es Bailar/Volar.