Claudia Guerrero Martínez
"ENTRE LO
UTÓPICO Y LO VERDADERO"
Gilberto Nieto Aguilar
"LIBERTAD
Y EDUCACIÓN"
Martín Quitano Martínez
"ENTRE
COLUMNAS"
Evaristo Morales Huertas
"VERACRUZ
EN LA MIRA"
Luis Hernández Montalvo
"MAESTRO
Y ARTICULISTA"
César Musalem Jop
"DESDE
LAS GALIAS"
Ángeles Trigos
"AIDÓS
Q DíKE"
La mujer es lo más bello de la vida, cuidemos de ellas...
MESURA POR FAVOR, SÓLO SON ANUNCIOS; NUESTROS PROBLEMAS, AHÍ SIGUEN
Noticia publicada a
las 04:13 am 08/12/16
Por: Ángel Verdugo.
Lo primero que deberíamos festinar es que por fin enterramos ese pasado mítico del petróleo como pócima mágica.
La avalancha nos aplastó; la euforia sin control evidencia hoy, otra vez, lo necesitados que estamos de anuncios positivos; poco importa si en dos o tres años, pocas de las intenciones se concretarán por lo aleatorio de la actividad.
En consecuencia, las celebraciones de lo que a la fecha son únicamente anuncios, deberían preocuparnos.
¿La verdad? Estoy sorprendido; no tanto por la colocación de casi todos los bloques en el Golfo de México a diferentes petroleras, sino por dar por hecho lo que apenas es una intención de explorar lo asignado. Como deberíamos saber a estas alturas, la extracción de petróleo en aguas profundas es, de toda la industria petrolera, la actividad que mayor incertidumbre tiene en lo que se refiere al éxito.
Sin embargo, al igual que hicimos cuando fue aprobada la Reforma Energética, el ruido ensordecedor de las campanas echadas al vuelo, nos impide escuchar lo que la realidad nos dice, en un momento que calificaría de histórico.
Lo primero que deberíamos festinar, lo cual no es anuncio sino un hecho concreto, es que por fin enterramos ese pasado mítico del petróleo como pócima mágica y además, al mismo tiempo, lamentar y condenar lo desastrosa que ha sido para el país y su economía, y para los mexicanos todos, sin distingo alguno, esa visión conservadora en extremo acerca del petróleo y su uso eficiente en la economía.
Mención y condena aparte merecen, tanto los gobiernos revolucionarios desde los años cardenistas a la fecha (a excepción de los dos gobiernos panistas que, por incapacidad política u obstrucción de los priistas y demás trasnochados históricos que hicieron imposible la puesta al día de Pemex y CFE), como los personajes que, desde las trincheras acedas de un nacionalismo revolucionario mal entendido y peor aplicado, defendieron durante decenios, la profunda y ofensiva corrupción que aún hoy impera en ambas empresas productivas del Estado.
Bien por no pocos de ésos que hoy, con un cinismo y una hipocresía dignos de mejor acusa, aplauden lo que todavía hace poco condenaban. Sin embargo, mal por su falta de autocrítica.
Sin embargo, como dije, lo obtenido es positivo, pero cuidémonos de caer en ese optimismo ramplón, que da por hecho lo que apenas es una intención de explorar —durante los dos años que vienen cuando menos—, para tratar de determinar las posibilidades reales en cuanto a extracción de petróleo se refiere.
Todo indica que no hemos aprendido de lo sucedido, no hace mucho; las decenas de miles de millones de dólares y los cientos de miles de empleos y barriles extraídos son hoy, simples anuncios, más un buen deseo que una realidad.
Estamos tan mal, que festinamos al exceso y el delirio lo que en otros países no pasa de haber sido —hace ya algunos años, de ahí nuestro atraso—, un proceso racional en lo que se refiere al aprovechamiento óptimo del recurso petrolero.
Muchos de los funcionarios que hoy festinan lo que es puro anuncio, mañana no estarán para reclamarles su desmedido optimismo (y una euforia que raya en la insania), en caso de que los porcentajes bajos de éxito se cumplan.
Pobre del país que vive asido a los anuncios porque, a fuerza de desengaños por tanta mentira y beneficios anunciados carentes de sustento, es lo único que le dejaron: celebrar anuncios, no hechos. Festejemos pues, con mesura y debida prudencia lo alcanzado; y señalemos lo estúpido que fue mantener durante decenios, una ficción perversa y dañina.