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EL FIN DE LA GLOBALIZACIÓN II
Noticia publicada a
las 03:51 am 28/08/16
Por: Edgardo Bermejo Mora.
El paradigma ha cambiado. Lo local se impone. La globalización ha tomado caminos diferentes a lo imaginado hace apenas dos décadas.
La impresión en tres dimensiones (3D) cambia de manera acelerada la cartografía de la producción manufacturera mundial, lo que antes necesitaba un conglomerado de países y firmas para obtener una pieza,
hoy se puede lograr en un proceso unificado que cambia la economía y la geografía laboral del planeta. La cadena de producción tiende a lo local, y con ello un viejo modelo de integración global se ha tenido que ajustar a pasos acelerados.
La impresión 3D está provocando formas completamente nuevas para la fabricación de una amplia gama de productos - desde los dispositivos médicos, hasta piezas para aviones. El concepto de producción se simplifica: elaboración local que prescinde de las viejas cadenas de la producción multinacional y multiregional.
Hace apenas diez años una empresa como Boeing necesitaba ensamblar dieciséis piezas distintas, producidas en cinco países diferentes, para construir un instrumento vital de refrigeración de los motores de una aeronave, hoy en día, gracias a la tecnología de impresión 3D, puede imprimir la misma pieza en una sola unidad.
Las grandes firmas multinacionales están regresando a casa. China lo sabe, y encuentra en la desglobalización uno de sus mayores retos en el futuro próximo. Es cosa de un par de décadas para que China deje de ser la gran fábrica del mundo, como lo ha sido en el último tercio de siglo. Entre 1998 y 2009 los Estados Unidos perdieron ocho millones de puestos de trabajo en el sector de la manufactura, esta tendencia por fin se ha revertido sin que advirtamos del todo la dimensión de este cambio. Entre 2009 y 2015 en Estados Unidos se crearon un millón de puestos de trabajo en este sector antes destinado a su expansión en los países en vías de desarrollo. Cada vez más la producción se cumplirá en el ámbito local, el comercio internacional tendrá un rostro muy diferente al actual al terciar el siglo XXI.
Nuevos fenómenos post globalización se vislumbran por igual en la industria de los servicios. La inteligencia artificial tiene un protagonismo cada vez mayor en los servicios bancarios. Hay cada vez más procesos controlados por inteligencia artificial, y menos por seres humanos, con un abaratamiento sustantivo de los costos y niveles de eficiencia mayores. Hoy en día miles de empleados en los Estados Unidos reciben capacitación a distancia por parte de figuras creadas artificialmente, sin que se enteren si quiera que sean robots y no personas sus tutores.
La inteligencia artificial está cambiando paradigmas de la relación entre el trabajo y el humano, entre el servicio y el consumidor, en ámbitos tan variados como el derecho, el periodismo, la salud y la contabilidad. Desde 1990 se registra un ascenso gradual de los usos tecnológicos e informáticos que desplazan mano de obra. En breve este cambio que parecía gradual dará un salto cualitativo mayor. No es ciencia ficción, es más bien una tendencia histórica.
Los cambios que se observan en la industria de la manufactura y en la de los servicios es sólo el primer paso en la desglobalización. En el campo energético, lo que veremos como la producción cada vez más importante de energías alternativas, alterará de manera radical el movimiento global para el carbón, el gas y el petróleo. Pasamos de la economía petrolera, a formas muy diferentes que, de nuevo, alterarán por completo nuestro viejo sentido de la globalización.
La agricultura es otra área que ha experimentado cambios recientes. Las economías agrícolas de los países en vías de desarrollo destinada a alimentar al mundo desarrollado enfrentan un desafió gigantesco con la aplicación de nuevas tecnologías agrícolas que permiten a una ciudad como Tokio, sustituir viejas fabricas industriales en impresionantes capos de cultivo orgánico.
Un aumento en el comercio mundial durante las últimas décadas. Frutas de alto valor, verduras y flores se mueven de naciones con las condiciones de crecimiento favorables a los que no. Sin embargo, cultivo en interior ha comenzado a socavar este comercio, proporcionando localmente los productos producidos, más frescos y orgánicos. Dependiendo del producto, dichas explotaciones pueden producir de 11 a 15 ciclos de cultivo en un año. Una instalación en Tokio produce 30,000 cabezas de lechuga al día y planea una segunda planta para producir 500,000 cabezas de lechuga todos los días dentro de los 5 años. Fincas urbanas se están construyendo por igual en Europa y en Rusia, con una demanda de agua hasta 90 por ciento inferior a la que utilizan los sistemas tradicionales de riego.
Ahora que el concepto ha sido demostrado, las empresas japonesas están poniendo 211 fábricas no utilizados en la producción de alimentos. A mayor escala, estos procesos van a reducir seriamente el mercado para el transporte a larga distancia de productos agrícolas de alto valor.
Lo dicho. Hay que repensar la globalización.