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Con el alza de la Premium, se confirma el engaño de la reforma energética
Noticia publicada a
las 04:23 am 29/05/16
Por: Vicente Bello.
El 23 de febrero de este 2016, en la ciudad estadounidense de Houston, Texas, el Presidente Enrique Peña Nieto asistió a la Conferencia Energy Global, una reunión hecha por y para compañías petroleras. Ante ellos, el mandatario mexicano dio un anuncio que, por antonomasia, sería de graves consecuencias para la vida económica de México y para el aceleramiento de la demolición de Petróleos Mexicanos:
La liberación de la libre importación de las gasolinas y el diesel.
Dicha liberación ya estaba prometida en la reforma constitucional en materia energética –que el PRI, PAN, Pvem y Panal aprobaron en julio de 2014-, para el 1 de enero de 2017.
Ese día, Enrique Peña Nieto trataba de quedar bien con la poderosa clientela del Foro.
Y anunció que a partir del 1 de abril de este 2016, las gasolineras ya podrían estar comprando gasolinas y diesel por su cuenta fuera del país, con lo que, de facto, quedaría roto el monopolio de venta de Petróleos Mexicanos de más de 70 años.
E incluso, en el foro de marras, Enrique Peña dijo: “Quiero anunciar que vamos a adelantar esta apertura. A partir del 1 de abril de 2016 cualquier empresa podrá importar gasolinas y diesel, lo que deberá reflejarse en mejores precios”.
Esto que decía Peña Nieto pretendía, sin duda, estar a tono con el argumento central que utilizaron en julio de 2014 los diputados y senadores que aprobaron la reforma energética: Que las gasolinas bajarían y, por tanto, la vida de los mexicanos comenzaría a ser más fácil y llevadera.
Palabras más, palabras menos, esto es lo que decían y volvían a decir senadores y diputados del PRI, PAN y Pvem, como una manera de ablandar a la gente, para que no se les echara encima por la entrega del petróleo a las compañías petroleras.
Eran los días en que la Secretaría de Hacienda juraba que 2015 sería el último año en que las gasolinas y el diesel estarían incrementándose. Y que a partir de 2016, los precios se quedarían fijos, luego de que durante todo el sexenio de Felipe Calderón y lo que iba del de Peña Nieto se habían deslizado mensualmente.
En los entornos de la oposición esto que prometían Luis Videgaray Caso y Enrique Peña en realidad era considerado como una engañifa. Conociendo las vías de la perversidad y la desvergüenza en que se mueve este gobierno, los opositores sabían de antemano que tanto el secretario de Hacienda y como el Presidente de la República mentían a la población.
Ayer se confirmó el engaño. El Gobierno federal a través del periódico oficial del Estado mexicano (Diario Oficial de la Federación) anunció que volverá a subir el precio de las gasolinas a partir del 1 de junio. Concretamente, la Premium costará ocho centavos más, para superar otra vez la cifra de los 14 pesos. Y abre la posibilidad de una nueva era de deslizamiento de los precios.
Aquella vez, en Houston, Enrique Peña Nieto dijo también que la apertura que anunciaba “es de una acción tan contundente que detonará una fuerte inversión privada y permitirá que exista una intensa competencia en el sector de los combustibles, para cuando los precios se liberen totalmente en 2018”.
Peña siguió diciendo: “Esta liberación permitirá que las estaciones de servicio de combustible (se refería a las gasolinerías) no tengan que ser de Pemex, por lo que el suministro no estará condicionado a la franquicia”.
Entonces dijo algo que le aplaudieron a rabiar: Que su gobierno continuará “con las licitaciones para la exploración y explotación de hidrocarburos, pese a los bajos precios del petróleo”.
Y añadía: “México está determinado a contar con la capacidad tecnológica, financiera y de manejo de riesgos que ya haya manejado la industria petrolera para este tipo de proyectos de gran escala”.
El anuncio que hizo el gobierno en el Diario Oficial dio la razón a quienes desde la oposición, y desde los días en que se construía la llamada reforma energética, aseguraban que la liberación de las gasolinas nunca iba a garantizar que los precios bajaran.
Y como siempre ocurre en estos casos graves para la vida de la República, el Congreso de la Unión es lento hasta las cachas. Apenas una voz salió al camino del anuncio. La voz de Dolores Padierna Luna, senadora del PRD, quien dijo: “El pasado 24 de febrero (en realidad el día 23), Enrique Peña Nieto anunció que a partir del 1 de abril se permitirá la libre importación de gasolinas y diesel, sin que ello implique modificación alguna al esquema fiscal ni al de precios máximos de dichos combustibles. Y que de esta manera, los precios máximos de venta al público no sufrirían modificaciones”.
Incluso, apostillaba la senadora Padierna, “la Secretaría de Hacienda dijo que la libre importación de gasolinas permitiría crear un mercado competido que propiciaría mayor eficiencia con la consecuente reducción de costos en beneficio de los consumidores. Sin embargo, reconoció que ello no se daría de manera inmediata”.
Y remachaba: “Cuando prometió el gobierno que bajarían los precios de las gasolinas con la liberalización del mercado, sabían de antemano que esta era una posibilidad remota y que, por el contrario, aumentaría el riesgo de que se incrementasen, pues las empresas privadas no estarán dispuestas a perder como sí se obliga a Pemex”.