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¿Sirve el Día del Trabajo?
Noticia publicada a
las 10:52 pm 02/05/16
Por: LUIS ACEVEDO.
@lusacevedop
+Es poco probable que se recuerde que este festejo data de 1889.
Es muy probable que la celebración del Día del Trabajo no signifique mucho más que una fecha anecdótica que, de acuerdo al nuevo calendario oficial de los días festivos es un día de asueto y,
cuando llega a coincidir con algún fin de semana, es buen motivo para construir un “puente vacacional” que incluso puede resultar, ese sí, memorable.
Es poco probable que se recuerde que este festejo data de 1889, cuando en París se llevó a cabo el Congreso Obrero convocado por la Segunda Internacional Socialista para rendir un homenaje a los Mártires de Chicago, aquellos trabajadores estadounidenses que estallaron la huelga nacional el 1° de mayo de 1886 en demanda de una jornada laboral de 8 horas y salarios remunerativos, entre otros beneficios, pero que terminó cuatro días después en una masacre.
Desde entonces, la fecha ocupó un sitio especial en las efemérides y también en los calendarios, en donde se le otorgó un lugar privilegiado. Sin embargo, y a contracorriente, en Estados Unidos el Día del Trabajo no es el primero de mayo como en casi todo el mundo sino el primer lunes de septiembre y se le conoce como el Labor Day. Esta medida se reforzó durante la Guerra Fría para evitar que el comunismo o cualquier movimiento socializante se extendiera en aquel país.
Fue a partir del Congreso Obrero en París que la conmemoración se internacionalizó y llegó a constituirse en muchos países como fecha distintiva de los festejos sociales, y quizá por su celebración mundial, llegó a ser más importante que el día representativo de los movimientos de Independencia.
Pero paradójicamente, con la globalización que desmanteló fronteras, cimentó al libre mercado, transformó los contratos colectivos de trabajo en convenios individuales de prestación de servicios, los sindicatos se desdibujaron hasta su práctica desaparición y, con ello, las concentraciones reivindicadoras de la unidad laboral iniciaron un proceso de extinción.
Este primero de mayo, la fecha pasó sin pena ni gloria. En México algunas organizaciones obreras mantuvieron el ritual del desfile por las principales calles de sus ciudades para reunirse finalmente en la plaza principal. En la capital del país, el presidente Peña Nieto dio un discurso, en circuito cerrado y para los dirigentes obreros más fieles, sobre los avances de la economía –“que es producto del trabajo diario de los trabajadores” -- y habló del empleo, pero con trucos para eludir la realidad.
Dijo que, del primero de diciembre de 2012 al 31 de marzo de 2016, el número de trabajadores afiliados al IMSS creció en 1 millón 859 mil 970 empleos y que ya hay en México 18 millones de trabajadores formales, por mencionar el signo más representativo del Día del Trabajo.
En contraste a ese panorama positivo, las estadísticas muestran que las fuentes de empleo generadas en 3 años y 5 meses equivalen apenas a 45 mil 365 plazas mensuales, cuando la demanda laboral es de 1 millón 650 empleos anuales, sin considerar los rezagos acumulados.
También expuso que en años no ha estallado una huelga en el país, pero no hizo referencia a que, según la OCDE, la informalidad domina a la economía y que ahí subsisten dos terceras partes de la mano de obra y que la calidad del empleo es más baja que el promedio de países integrantes de este organismo. Tampoco se refirió a la inseguridad laboral, con el referente inmediato del accidente en el complejo petroquímico de Pajaritos, Veracruz; ni a los salarios extremadamente bajos.
No hubo comentarios al compromiso para resolver el problema de las elevadas tasas de jóvenes que ni estudian ni trabajan (ninis), que representan 22.4 por ciento de la población entre 14 y 29 años de edad, cuando en los países de la OCDE el promedio no llega a 14 por ciento.
Del gasto público en materia de políticas activas de empleo o capacitación, tampoco hubo referencias, ni al necesario cumplimiento de los acuerdos pactados en el seno de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que, de ser resueltos aún con discursos y propaganda, el país podría colocarse en el umbral del progreso y el bienestar de la sociedad.
En efecto, la población ha ponderado las fechas a conmemorar y la del Día del Trabajo ya es, más bien, anecdótica.