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¿Fuga? ¡La presupuestal! (No la de El Chapo)
Noticia publicada a
las 04:35 am 28/07/15
Por: Viridiana Ríos.
No quiero hablar de El Chapo. No quiero porque ya me cansé de quejas e indignaciones. Lo que es más indignante no es la escandalosa fuga de El Chapo, sino las minúsculas “fugas” que existen día a día en nuestro gobierno, fugas presupuestales de recursos que se van en fondear programas sociales de bajo o desconocido impacto.
Aquí discuto ocho programas que son “fugas hormiga” y que nos cuestan dos mil 175 millones de pesos al año.ç
La fuga de El Chapo es una fuga grande y ruidosa que muestra que el presupuesto millonario del penal de máxima seguridad de El Altiplano está claramente desperdiciado.
Pero, ¿qué tal si nos dijeran que existen “fugas” presupuestales pequeñas y silenciosas que nos han costado cinco mil 888 millones de pesos desde que comenzó la administración actual? Estas son fugas hormiga porque con pequeñas partidas y presupuestos minúsculos fondean y permiten la subsistencia de todo un sistema social sin impacto, sin derechohabientes definidos y sin objetivos claros.
Pues sí, es el caso de varios programas, destacando varios de Sagarpa y Sedesol. Me limito a discutir tres:
Primero, Sagarpa tiene un presupuesto asignado de más de 746 millones de pesos anuales para la “generación de proyectos de investigación” que carece de justificación y objetivo. El presupuesto es pequeño, pero se vuelve una pesada carga cuando consideramos su bajo impacto. De acuerdo con la evaluación más reciente de la Coneval (2013-2014), no existe un documento que justifique al programa tanto en términos de su existencia como en la forma específica en que opera. Además, no es posible conocer el impacto que tiene el programa en los productores, ya que sólo mide la generación de instrumentos y tecnologías validadas, sin cuantificar el verdadero impacto que éstas pueden tener.
Segundo, Sedesol tiene un presupuesto asignado de más de 332 millones de pesos anuales al “Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas” que, de acuerdo con la Coneval, no cuenta con información acerca de su impacto sobre la vulnerabilidad y exclusión social de los jornaleros, ni respecto a su costo/efectividad. Tampoco tienen un plan estratégico de mediano o largo plazo, ni con metas ni con mecanismos identificados para ampliar la cobertura.
Tercero, el Programa para Servicios a Grupos con Necesidades Especiales, también de Sedesol, nos cuesta 312 millones de pesos anuales y lo único que sabemos sobre su impacto es que otorga credenciales de descuento a adultos mayores (Inapam). Credenciales que se otorgan sin un padrón definido, sin sistematizar los datos de quienes las reciben y que, además, no son utilizadas con frecuencia por sus usuarios. En la última evaluación reportada por la Coneval, 56.5% no la utilizó para obtener un descuento durante la semana anterior a la entrevista. Los que las utilizan la exhiben para tener descuentos en el transporte, descuentos que podrían hacerse con sólo mostrar una credencial del INE, o una cédula de identificación personal, que ya tuviera la edad del beneficiario.
Al menos otros cinco programas tienen severas deficiencias que los vuelven fugas hormiga. Son programas que han cumplido menos del 50% de sus metas, o que son repetitivos, o que carecen de indicadores de seguimiento y justificación. Éstos son el programa de “Políticas Públicas de Juventud”, de Sedesol ($254 millones), la “Inspección y Vigilancia Pesquera”, de Sagarpa y el Fonart, de Sedesol, ($219 millones cada uno), el “Subsidio a Programas para Jóvenes”, de Sedesol ($68 millones), y la “Conservación de la Vaquita Marina”, de Sagarpa (41 millones).
Así que, ahora que está de moda discutir las fugas valdría la pena no sólo centrarnos en “La Fuga” de El Chapo, sino también en “las fuguitas” presupuestales que están ahí todos los días. Hay muchas más fugas que las de El Chapo. Hay fugas millonarias de recursos que se van a fondear programas sociales sin impacto y políticas públicas sin metas. Estas fugas son menos escandalosas pero igual de perversas. Al final del día, es por estas fugas, por estos programas sociales sin impacto, que muchos gobiernos logran mantener votantes que les permiten seguir gobernando con base en dádivas, en vez de con base en resultados.