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CANDIDATOS OPACOS Y PARTIDOS NEGLIGENTES
Noticia publicada a
las 04:15 am 03/05/15
Por: Fernando Rivera Arteaga.
Hasta la noche del jueves 30 de abril, sólo 340 candidatos de ¡¡4,494 ¡¡ registrados por el INE para diputados federales, habían subido sus datos curriculares al portal “Candidatos y Candidatas, Conócelos”. Y tampoco se advirtió su entusiasmo por dar a conocer su declaración patrimonial, de impuestos y de conflicto de intereses,
como lo propuso el Instituto Mexicano de la Competitividad y otras organizaciones
Está muy próximo el domingo 7 de junio, a escasas cinco semanas, en el que tendrán que elegir, quienes así lo decidan, algunos de los candidatos que integrarán la Cámara de Diputados, nueve gubernaturas, 993 presidencias municipales, 567 congresos locales, 16 jefaturas delegacionales y 66 diputados a la Asamblea Legislativa, en el caso del DF, entre otros cargos.
La totalidad de los candidatos a los numerosos puestos de elección popular, 2,159 en total, designados por las directivas de los partidos políticos, nos obligarán votar por personas que postularon otros. Ahora debutarán unos cuantos independientes en la elección federal, tan solo 22, y otros más en las elecciones ordinarias estatales.
La población se ha visto sometida a una excesiva, aturdidora y costosa publicidad sobre los supuestos atributos y propuestas de los contendientes. No es gratis porque el tiempo aire utilizado tiene un valor comercial.
Los spots que nos han recetado, salvo contadas excepciones, lejos de alentar la emisión del voto informado por determinados candidatos o partidos, han logrado que los ciudadanos se bloqueen por la superficialidad de los mensajes y la animadversión que la mayoría guarda hacía la antidemocrática partidocracia, que impone candidatos de acuerdo a sus intereses de grupo y no de los potenciales electores.
A dicha animadversión, se suma el hartazgo y decepción hacia la clase gobernante que, una vez logradas sus posiciones, destina sus principales habilidades a velar por sus intereses personales y patrimoniales, generalmente contrarios a los de los votantes.
Pero lo más grave es que para muchísimos sufragantes van a ser más influyentes las grabaciones de La Tuta con Rodrigo Vallejo, hijo de ex gobernador de Michoacán, difundidas en horario estelar y en cadena nacional, en reuniones que no lucen forzadas y parecen destinadas a buscar arreglos por encima de la ley, sin que las autoridades responsables asuman una postura ante las denuncias implícitas que conllevan, así como el recuerdo vivo del edil de Iguala, entre otros preocupantes ejemplos de la injerencia del crimen organizado en los gobiernos.
Los electores votan más por obligación que por convicción y, en cada elección de 1994 a 2009, votaron menos. Pero ahora el dilema es mucho más complejo y arriesgado por la presencia del narcotráfico en la nominación de candidatos.
Los filtros establecidos por los partidos han sido poco rigurosos y derivar en las procuradurías de justicia, federal o estatales, la verificación de sus antecedentes, representa más una intención de evitarse costos futuros, que una garantía real para los ciudadanos.
En ese contexto, resulta sospechoso que los candidatos, con la complacencia de los partidos postulantes, hubiesen desairado la plataforma que puso a su disposición el INE para incorporar su perfil profesional, lo que “muestra que no hay una cultura de informar a los ciudadanos”, como lo señaló el consejero Javier Santiago.
Hasta la noche del jueves 30 de abril, sólo 340 candidatos de ¡¡4,494 ¡¡ registrados por el INE para diputados federales, habían subido sus datos curriculares al portal “Candidatos y Candidatas, Conócelos”. Y tampoco se advirtió su entusiasmo por dar a conocer su declaración patrimonial, de impuestos y de conflicto de intereses, como lo propuso el Instituto Mexicano de la Competitividad y otras organizaciones.
En adición, El Universal, a mitad de la semana, nos informó que de 66 candidatos a gobernadores, sólo nueve presentaron su declaración patrimonial.
Mientras celebramos la nueva Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, que busca fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas, los partidos y sus candidatos prefieren la opacidad y dejar a los electores en la penumbra.