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Ayotzinapa destapa la pobreza de las izquierdas en México
Noticia publicada a
las 04:37 am 31/10/14
Por: MANUEL DÍAZ.
@diaz_manuel
El Gobierno Federal resultó mucho más sensible a los problemas
El asunto de Guerrero nos lleva a reflexionar sobre qué es lo que pasa en México y en otras partes del mundo con los movimientos sociales. Ahora vemos casos como el de Hong Kong, Ucrania y los movimientos liberalizadores de esa región, o anteriormente,
los movimientos de la primavera Árabe que buscaban libertad, democracia, libertad de credo y derrocar gobiernos tiranos, generando importantes movimientos revolucionarios, hoy algunos inconclusos, pero que movieron conciencias y gobiernos.
Lamentablemente, a diferencia de ellos, el tema de los desaparecidos de Ayotzinapa abre asuntos fundamentales que deberían estar en el debate público y que tristemente no están. Guerrero destapó la debilidad institucional en estados y municipios; la penetración del narcotráfico y el crimen organizado en las estructuras de poder y la crisis de la izquierda mexicana que perdió identidad, banderas y fortaleza para quedar en lo que el mismo Andrés Manuel López Obrador se ha cansado en decir: las mafias del poder.
La legitimidad de una lucha social que debería estar enfocada en la respuesta a los padres de los estudiantes desaparecidos, en corregir esa debilidad institucional y por cerrar el paso a la mafia para que no se apodere de las instituciones, está ausente de las demandas de quienes se movilizan, de los políticos de la izquierda que son actores preponderantes en esta tragedia que enfrenta el país. La tragedia de los estudiantes desaparecidos rebasa con mucho cualquier acto político de cualquier procedencia o signo partidista.
La manipulación y las cortinas de humo quedan en evidencia y solo basta comparar lo sucediendo en Hong Kong, que al igual que Ayotzinapa cumplió ya un mes de protestas callejeras. Ahí miles de partidarios del movimiento democrático se reunieron el pasado 28 de octubre en el Centro de la Ciudad para conmemorar el primer mes de protestas y como señal de que su lucha está vigente abrieron sus paraguas para decir al gobierno Chino que sus peticiones de libertad y democracia no se diluirán con el tiempo.
En México, la protesta de quienes dicen apoyar a los estudiantes de Ayotzinapa fue muy distinta. La CETEG y otros miembros pro-reivindicación de Ayotzinapa, no abrieron paraguas, asaltaron tiendas, quemaron instalaciones públicas, saquearon comercios, cerraron la Autopista del Sol y realizaron una serie de tropelías, en las cuales no buscan la aparición de los desaparecidos, no buscan que se haga justicia con los responsables, no buscan que se genere un nuevo arreglo institucional que ya no permita que desapariciones forzadas se conviertan en prácticas cotidianas. No. Tampoco se encuentran sus líderes tradicionales al frente porque éstos están preocupados en los deslindes.
La crisis de las izquierdas en México queda patente y todo mundo pretende deslindarse y echarle la culpa a otros, o bien, a sacar el problema de su cancha y trasladarla al Gobierno Federal.
La izquierda en México fue secuestrada por tribus y bandas con vínculos inconfesables, que nada tienen que ver con protestas sociales y Guerrero destapó el verdadero ADN de quien se beneficia de ello. En un recuento rápido, lo que hoy conocemos como izquierda, está conformada por puros ex priístas y grupos corporativistas que trabajaron con los ex priístas, y que acabaron por desplazar a los verdaderamente militantes y que reivindicaban causas sociales.
¿Dónde quedaron los hebertistas, los cívicos y aquellos luchadores íntegros? Hoy vemos a personajes como Andrés Manuel López Obrador, que pretendió, oportunistamente apoderarse del dolor de los padres de Ayotzinapa y acusar, como lo hace siempre, al igual que algunos priístas que nada hicieron más que tratar de mellar con el dolor; o el padre Solalinde que tuvo que disculparse con los padres de familia, o la otra pareja de la izquierda más sonadas después de los Abarca, los Bejarano-Padierna, quienes también pretendieron en un principio sacar raja y recuperar lo que perdieron en las elecciones internas del PRD por la vía de los estudiantes normalistas. También vale la pena mencionar a Marcelo Ebrard, quien le apostó al ex gobernador Ángel Aguirre y que ambos se traicionaron en la promoción de sus candidatos, el ex regente al Senador Sofío Rodríguez a través de unos 40 alcaldes incluido el de Iguala y el ex gobernador con el también Senador Ríos Piter; el ex Gobernador traicionó a los priístas y sus familiares como Manuel Añorve y Manlio Fabio Beltrones y que atendió muchas cosas menos al gobierno que era su responsabilidad y que presumiblemente protegió a los Abarca. O qué decir de los partidos como el PT y MC que no saben cómo explicar el porqué postularon a personajes como Abarca.
Todos ellos, con todo su poder y toda su influencia, realmente buscan la aparición de los estudiantes y el esclarecimiento de los hechos y mucho menos, impulsar un arreglo democrático que fortalezca las instituciones y que frente a las mafias del narcotráfico.
Contrario a lo que se puede esperar, hoy vemos por una parte, que el Gobierno Federal resultó mucho más sensible a los problemas y lejos de buscar acuerdos cupulares entre esas fuerzas políticas de la izquierda que andan perdidas, procuró la vía institucional por la vía del Congreso Local para que se nombrara al gobernador sustituto, un académico y luchador social perteneciente a la Asociación Cívica Revolucionaria, personaje alejado de las disputas pueriles de las izquierdas.
Finalmente, habrá que considerar en todo esto, lo que dijo y recomendó otro gran luchador social, aplastado por las mafias del poder de la izquierda, Mario Saucedo, llamó al gobernador Rogelio Ortega Martínez a “alejarse” del PRD y del ex mandatario Ángel Aguirre Rivero para tener “margen de maniobra” en la toma de decisiones durante el año de su gestión.