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Productividad, desempleo e inversión directa
Noticia publicada a
las 03:38 am 21/10/14
Por: Arturo Damm Arnal.
La productividad se define como la capacidad para hacer más con menos, por ejemplo, como el poder producir una mayor cantidad de bienes o servicios con una menor cantidad de trabajadores, productividad, ¡y aumento en la productividad!, que es condición necesaria para reducir lo más posible la escasez,
que es el problema económico fundamental: no todo alcanza para todos, y menos en las cantidades que cada uno quisiera. En la medida en la que se reduce la escasez se aumenta el bienestar, aumento en el bienestar que depende, de manera importante, de la productividad y sus aumentos.
Una de las consecuencias no intencionales de la productividad, sobre todo de la que hace posible producir más mercancías con menos trabajadores, es el desempleo que genera: el de los trabajadores desplazados por los aumentos en la productividad. ¿Cuál es la solución a este problema? La creación de nuevos puestos de trabajo, al grado de poder establecer la siguiente relación: a mayor productividad del trabajo mayor la necesidad de crear nuevos puestos de trabajo, para lo cual se requiere de más inversiones directas, que son las que abren empresas, producen bienes y servicios, crean empleos, y les permite, a quienes obtienen esos nuevos puestos de trabajo, generar ingresos, para lo cual resulta indispensable elevar la competitividad del país, definida como la capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas.
¿Qué variables están involucradas? Productividad laboral, tasa de desempleo, inversiones directas y competitividad del país. ¿Qué relación existe entre ellas? A mayor competitividad más inversiones directas; a más inversiones directas más puestos de trabajo; a más puestos de trabajo más posibilidades de contrarrestar los efectos negativos de los aumentos en la productividad sobre el empleo, siendo el reto, en materia de creación empleos, doble. Primero uno cuantitativo: crear más empleos, suficientes para todo aquel dispuesto a contratarse a las tasas salariales vigentes. Segundo uno cualitativo; crear mejores empleos, más productivos, ¡cada vez más productivos!, aumento en la productividad que es condición, si no suficiente sí necesaria, para el aumento en los salarios.
En México varios son los problemas que enfrentamos en estos frentes, algunos paradójicos como el siguiente: pese al mal desempeño en materia de productividad laboral (crecimiento anual de 3.6 por ciento en 2010; 1.7 en 2011; 0.8 en 2012; menos 0.2 en 2013) el desempleo no cede de manera clara (septiembre: 2010, 5.70 por ciento; 2011, 5.68; 2012, 5.01 por; 2013, 5.29 por; 2014, 5.08), lo cual quiere decir que la productividad no es el único factor que incide negativamente en el empleo, lo cual vuelve al problema mucho más complejo, sin olvidar que al inicio del siglo XXI la tasa de desempleo no llegaba al 3 por ciento (2.75 en 2001).
arturodamm@prodigy.net.mx